DE CÓMO PERDÍ UNA PASTILLA DE FRENO POR EL CAMINO

[Yongüein]

... y viví para contarlo.

Creo que fue justo después del último repostaje, en Nerja, a 200 kms de autovía de mi casa, que el pedal de freno trasero se hundió demasiado y el sonido de la frenada me parecía algo metálico, dificil de precisar entre el ruido general de la conducción.

Ya circulando por ciudad estos días me dí cuenta de que iba frenando en el hierro y esta tarde desmonté el freno trasero y me encontré con esto:





¿Lo pilláis? ¡Falta una pastilla! La chica, la que iría pegada a los pistones. Éstos, han salido tanto que la han empujado fuera de su alojamiento y se ha caido fuera.

Os presento una vieja (o lo que queda de ella) para que veáis dónde iria la que falta: en esa muesca que se ve en la pinza encajaría el extremo de la pastilla.



Los pistones aparecen manchados de líquido:



Ya me he mentalizado de estar en dique seco una temporada. Pero también de que puedo intentar arreglar yo mismo el destrozo.

Supongo que lo primero es sacar todo el líquido de frenos, liberar la pinza del latiguillo (aprovecharé para poner uno metálico), desmontar, limpiar, sustituir lo que esté roto y montar de nuevo.

Es una faena, para mí, totalmente nueva. De hecho no conozco ni la terminología. ¿Es lo mismo un bombín que un pistón que un retén?

Me lo voy a tomar con calma y confiando en vuestros consejos, que a buen seguro han de llegar.

De los frenos delanteros ya hablaré más adelante, que también tienen lo suyo. De hecho, el uso abusivo del trasero se debe a ir con mala frenada delante. Pero, lo dicho, más adelante.