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Historia de una moto
#1
Este comentario lo he sacado del foro de viragos.info en el que no estoy registrado, pero como lo lleva mi sobrino entro de vez en cuando me ha parecido una bonita historia a ver que os parece.






La Virago 535 sin nombre reposaba dormida o muerta sobre su pata de cabra y cada da, al entrar y al salir de la carpintera, pasaba frente a ella, la miraba y me invada la fatiga, el desasosiego, el agobio?, hasta que decid taparla con unas piezas de tela y arrinconarla detrs de unas sillas, dej de verla al entrar y al salir de la carpintera, los vecinos dejaron de verla y yo me relaj.
Al no verla ya no me planteaba las horas y el dinero que haba que invertir en ella, el esfuerzo que poda suponer ponerla en marcha, restaurarla?, una obligacin mas en mi vida, que cambi hace unos ocho aos, cuando mi padre sufri un ictus, un infarto cerebral que lo dej hemipljico y completamente dependiente.
Ese fue un punto de inflexin en mi vida y lentamente fue condicionando mi existencia, los primeros aos me hicieron crecer, aprend a dirigir la carpintera, a tomar decisiones, a creer en mis criterios, desarroll algo de bondad y paciencia, de ternura y cario hacia mi padre?, pero ahora, ocho aos despus me siento cansado, sin Vida propia, siento que he vivido gran parte de la vida que pueda llegar a vivir y que ya no soy el mismo, ahora solo veo obligaciones que coartan an mas las escasas horas al da que puedo disponer para mi mismo?, y la 535 se haba convertido en una obligacin ms, una molestia de la que ya me haba intentado deshacer dos veces, le ofrec la custom a mi vecino Pepe, l se relami de gusto pero al da siguiente baj dicindome que a su mujer no le pareca muy bien. Despus se la ofrec a Matias, otro vecino mayor que desde que me vi encima de la Zing record los tiempos en los que volaba encima de su Ducati azul, tambin sonri ante la 535, pens en su hijo pero su sonrisa se esfum al recordar que estaba en paro y con dos nios pequeos.
Y una de esas tardes en las que me qued sin trabajo me acerqu a un concesionario de Honda, deseaba ver la nueva vts 750, esa especie de replica de la sporster de Harley. Entr en la tienda sin esperar encontrrmela, pero all estaba, negra y destellante bajo los halgenos del local, al ratito lleg el vendedor, un joven con unos ojos azules de mirada franca e intensa y con un apretn de manos que estruj mis delicadas muecas.
- Me puedo sentar?.? ?le pregunt.
- Hombre claro, tambin tenemos una unidad de pruebas.
Pas mis largas piernas por encima del silln, me sent y de nuevo me encontr con unos mandos de cambio y freno demasiado cercanos, el deposito me pareci demasiado ancho y no sent nada especial.
Regres a la carpintera atravesando algunos solares, ya de noche y decidiendo dar una oportunidad a la Virago, esa Honda era la nica candidata y no me haba enamorado.
A la maana siguiente compr una batera, con cuidado vert el acido en los vasos y la dej reposar hasta la tarde. Despus mir hacia las piezas de tela que cubran a la silenciosa Yamaha, apart las sillas que la haban mantenido oculta durante las ultimas semanas, quit las telas y sujetndola por el revirado manillar original la coloqu en medio de la carpintera, quit el silln y encaj la batera en su hueco, acerqu los cables y atornill el cable de masa, despus el positivo, suspir y gem de dolor al enderezar la espalda. Me haba costado bastante manipular los pequeos tornillos.
- Buenassss?
Mi amigo Pepe asom por la puerta, mir a la Yamaha y despus a mi.
- Ostras?, la has desenterrado ?brome.
Pepe es mi confesor, muchas veces me hace compaa en la soledad invernal de la carpintera y estaba al da de mi desanimo, le cont lo de mi visita al concesionario de Honda y lo de la decisin de tratar de resucitar a la Virago.
- Le acabo de poner la batera?, pero no me atrevo a darle al arranque?, a ver si van a estar cogidos los pistones ?confes.
- No te dijo Pedro que la moto no estaba averiada??.
- Si?, pero tambin me dijo ayer que la moto llevaba dos aos parada.
- Bueno?, dale a ver que ruido hace?, esto, le pusiste gasolina no??.
- Si, si.
Volv a inclinarme hacia la Virago, gir la llave del contacto y se ilumin el piloto verde bajo el velocmetro, al tiempo que un repiqueteo sutil surga por debajo del silln, un taca-taca-taca?, que me result familiar, algo haba ledo en los foros sobre ese ruidito.
- Joder?, que es ese ruido?? ?pregunt Pepe algo alarmado.
- Tranquilo, es una buena noticia?, eso debe ser la bomba de gasolina que est cebando los carburadores?, por lo menos funciona.
Coloqu el botn rojo en ?On?, apret el embragu y mi pulgar se pos el arranque.
- Bueno, vamos all.
Apret el botn y las escobillas chisporrotearon azuladas en las entraas de la Virago, el cigeal se movi con un ronroneo natural y enmudeci.
- Los pistones no estn cogidos? -murmur Pepe- dale otra vez.
Volv a embragar y record que no habia cerrado el aire, baj la palanquita hasta la mitad de su recorrido y el motor de arranque volvi a ronronear.
Esper unos segundos y volv a intentarlo, despues una cuarta vez, una quinta intentona y el v-twin murmur algo.
- Joder?, parece que se queria coger ?susurr.
- Dale otra vez?, tocala otra vez Sam?, o intenta arrancarla Carlos?, je, je, je.
- Que cabrn eres?, vamos all.
Mis dedos tiraron de la maneta del embrague hacia atrs, la corriente volvi a llegar al motor de arranque, sus dientes se encajaron volviendo a voltear a los pistones y el fogonazo incendi las cmaras de combustin, el cigeal gir por si solo y la Virago grit desde sus escapes.
- ¡Ves como estoy viva?.¡.
Salt hacia atrs y el ruido de ella inund la carpintera, rompi el silencio invernal y amortigu el ruido de lluvia sobre las uralitas, sobre la acera, sobre mis propios nimos?, sonrea y escuchaba un sonido armonioso, sin petardeos, sin toses, observaba excitado unos escapes que no emitan humos y malos olores, ni gases ni nubes azuladas de aceite quemado?, la respiracin de ella era profunda, regular, poderosa.
Pepe sonrea, yo tambin?, y ella permaneca al relent, si vibrar, sin ahogos ni angustias?, al ratito se fueron formando nubes de vapor y una avispa sali despedida, toda negra, envuelta en holln, pero viva?, me record a Mary Poppins saliendo de la chimenea y re gozoso y excitado.
- Y tu que no te la queras quedar, capullo ?dijo Pepe riendo y sin de mirar a la Virago sin nombre.
Unas horas despus volv a sonrer, haba quedado con Joa para ir al cine a ver ?Entrelobos? y ella apareci vestida para la ocasin pese al fro y la lluvia, con una faldita por encima de las rodillas, imitando la piel de una serpiente, con un jersey de lana marrn, medias y abrigada con una pelliza beige.
- Cario, aprieta este botn? -susurr entre sus cabellos, sintiendo sus mejillas junto a las mias.
Brummmm?.¡.
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