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Cuento de Navidad
#1
UNA NAVIDAD DE TANTAS

Se respiraba un aire denso por el exceso de coches que circulaban. La gente en los semforos llenaban todo el espacio de la acera. Incluso algunos estaban en la calzada, de modo imprudente, esperando el verde...

En los aparadores y en muchas fachadas habia multitud de luces de colores, para atraer a los posibles compradores hacia lo ofrecido. Daba igual que fuese ropa, aparatos de msica, verduras, o lpidas de cementerio. Todo estaba montado para llamar la atencin.

No hacia mucho frio, por aquello del calentamiento global, y no habia necesidad de mucho abrigo, pero asi y todo, las mujeres principalmente, llevaban aditamientos de piel, gorros, bufandas y otras zarandajas innecesarias, pero era tiempo de ir de invierno, fuese como fuese.

En medio de aquella multitud variopinta y abrigada en exceso, se movia con dificultad un hombrecito andrajoso con un cochecito de recin nacido desvencijado del todo, pero con cuatro ruedas. No habia ninguna igual, pero todas rodaban...

En el cochecito habia toda clase de trastos y objetos aparentemente inservibles, un paraguas clavado entre las bolsas de plstico haca de antena. Por el estado en que estaba habria servido poco en caso de lluvia.

El hombrecito en cuestin aparentaba unos cincuenta aos, quizs mas, quizs menos, ya que la gente pobre suele aparentar mas vieja por aquello de la vida en las calles y la alimentacin, aunque nadie tiene en cuenta de la soledad y del cario que reciben los marginados de esta opulenta sociedad...de algunos.

Se movia con dificultad, e intentaba sortear la gente distraida que observaba los aparadores y escaparates, yendo y viniendo sin rumbo fijo y sin preocuparse de si entorpecian el paso a los demas. Ya se paraban, ya se ponian en marcha, ahora a la derecha, ahora para atrs, como si hubieran olvidado algo importante que ver...

En medio de la multitud tambin circulaba sin ningn inters, otro hombre, de la misma edad, aunque parecia mas joven por lo que vesta, y que acababa de ser despedido de una empresa en la que habia trabajado mas de treinta aos.

Iba meditando de lo que seria su vida, temiendo que con su edad no le seria fcil encontrar trabajo por cuenta ajena y seguramente ya nadie le daria empleo.

Observaba con tristeza todo el ir y venir de aquella cantidad de gente enloquecida por las supuestas compras de Navidad, por lo que parecian ineludibles, ya que caso contrario se sentirian muy desgraciados de no poder colaborar con sus sueldos a enriquecer a los comerciantes que tanto hacian por ellos, vendindoles toda clase de cosas tan necesarias para poder ser felices. Todo lo expuesto era absolutamente imprescindible y habia que intentar tenerlo casi todo. La medida de la felicidad era proporcional en tanto y cuanto se adquiria. Cuanto mas, mucho mayor la felicidad conseguida. Era el montaje que existia.

Absorto en sus preocupaciones iba repasando lo que llevaba encima, la indemnizacin que le dijeron que ingresarian, el tiempo del paro al que tendria derecho, y a lo que diria a su mujer y a sus tres hijos que todavia vivian con ellos. Y a ver como acabaria el ambiente navideo despus de la triste y rompedora noticia. Y adems, antes de Navidad! Qu infelicidad, que tristeza!.

Se sentia el hombre mas desgraciado de la tierra. El mas intil y desesperanzado...

Tanto el hombrecito del carrito como el recin despedido, estaban de ms en medio de aquella multitud enfebrecida de compras.

Los dos, en aquel momento, eran ajenos a aquella sociedad de luces de colores. Tenian el pensamiento en gris y claroscuros. Estaban en medio de la niebla de su propia existencia.

Como no podia ser de otra manera, los dos llegaron al mismo punto, y mientras el del carrito miraba al suelo por ver si encontraba algo de valor, el otro miraba arriba de las fachadas las guirnaldas de luces que descendian hasta los bajos de los edificios, como si mirando hacia arriba le fuese positivo para tener una inspiracin de lo que tenia que hacer. El otro ya estaba acostumbrado a mirar a la tierra y aprovechar lo que los dems y mas afortunados que l iban perdiendo con tanta euforia.

Lgicamente, el encontronazo lleg, en cumplimiento de la ley de Murphy, en que si las cosas han de ir mal juntas, juntas van a ir.

Un montn de objetos se esparcieron por la acera, ya algo alejada de los escaparates, ya que ambos habian optado por circular por la parte mas alejada de los mismos para evitar la multitud.

?Lo siento? dijo el despedido, a lo que el otro no respondi ni con un guio. Estaba acostumbrado a los mltiples atropellos diarios. El otro estaba sorprendido de aquel encontronazo, ya que era la primera vez.

Como hombre educado y respetuoso que era, se agach para ayudar al hombrecito del carrito para recoger sus cosas.

El otro no se inmut y permiti la ayuda. Mientras esto pasaba, un repaso rpido de la vida del despedido, le vino a la mente, como cuando uno est en el lecho de muerte y revisa su existencia en segundos, asi le ocurri. Y vi que el otro era menos afortunado que l.

De pronto una cajita de lata , cay al suelo, al recoger las diversas bolsas de plstico y sin advertirlo una estaba reventada. En la caida, sali su contenido. Una pluma Montblanc, un anillo de casado, una cartilla de la Seguridad Social, un encendedor Dupond, un reloj Longines, y un marquito pequeo como un paquete de tabaco en el que habia una foto de tres jvenes bien puestos y bien vestidos, y todo ello envuelto, aunque no del todo, en un trapito blanco inmaculado, que hacia contraste con la suciedad del individuo.

La sorpresa fue grande, pero no hizo ademn ninguno, como tampoco lo hizo el propietario de todo aquello. Se sorprendi por el hecho de que el hombrecito no se inmut y permiti que siguiese recogiendo aquel pequeo tesoro, que por como lo llevaba acondicionado, asi debia ser...

Mil pensamientos turbadores le llegaron a la mente al recin despedido, y como solia llevar en el bolsillo del pantaln un billete de cien euros, para no tener que sacar la cartera en segn que sitios, aprovech un momento en que el hombrecito ubicaba los trastos en el carrito, para introducir el billete en la cajita del tesoro de aquel hombre, quizs menos afortunado que l.

Le dio la cajita de lata, una vez que todo estaba en su sitio, o al menos asi pensaba, y al levantarse, se despidi diciendole, como de manera ineludible, ?felices fiestas?, a lo que el otro no le respondi pero si que le mir a los ojos como con sorpresa e incredulidad.

Se estuvo de pie un buen rato observando el deambular zigzagueante del hombre del carrito al alejarse, mientras que iba aclarando ideas y una sensacin de un placer diferente de los que habia conocido le iba invadiendo. Se encontraba mucho mejor. Casi tenia ganas de cantar. Casi se alegraba de que le hubieran despedido. Empezaba a encontrar imbciles a todos aquellos que iban locos por comprar y por ser felices de una vez y a la vez, con sus enloquecidas compras.

Hacia aos que no entraba en un estanco para comprar un habano, y de pronto le vinieron unos deseos irreflenables de celebrar algo que le proporcionaba felicidad. As que se dirigi al que habia mas cerca, mir la cava de cigarros y escogi un 8-9-8 de Partags, que es de un tamao considerable, y luego de pagarlo y encenderlo con todo el ceremonial, se dispuso a disfrutarlo durante el regreso a casa, para poder contar a su familia la nueva situacin y de las muchas ganas de hacer algo an mejor, ya que tenia unas ideas desde hacia muchos aos que nunca se habia planteado de llevar a cabo, y quizs seria el momento adecuado debido a su propia experiencia y relaciones sociales que habia podido hacer.

Este ao, estaba dispuesto a compartir con su familia todo su sentimiento que tenia hacia ellos y estaba decidido a dedicarles todo el tiempo del que estaban dispuestos a compartir. Hablarian de todo, les preguntaria y dedicaria largo tiempo a escuchar las respuestas. Y les daria su opinin mientras corroboraria de manera positiva sus proyectos e ilusiones. Tenia tiempo y ganas de ello.

Era feliz!

Epilogo

Los dos personajes son el mismo. En diferentes circunstancias...

Feliz Navidad, del amigo distante. Pau
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#2
Es toda una mini novela, Pau te falta escribir un taco de hojas mas y puedes publicarla, te recreas en el ambiente y es entretenido, se me ha hecho corto, creo que eres de leer cosas tipo chejov y alan poe
Si te dicen, 4 ruedas mejor Q 2..es que necesitas otra moto mas
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#3
Gracias Frank!

Lo escrib hace unos aos. En realidad ya he escrito un libro y varios relatos cortos. Pero a nadie interesan. Por esto de vez en cuando, y si me acuerdo, lo envo para tener algn lector...sufrido.
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#4
Prueba con la prensa de cercania Pau... no es mala la historia... mas de uno agradeceria este tipo de textos mientras esta en el tren camino al curro...
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#5
Este verano me zurr la iliada, traducida, pero sin adaptar,(curiosamente y en contra de lo que pensaba, me enganch (como "el viejo y el mar")) no encuentro nadie, menos mi mujer que estudi filologia, que sepa de que le hablo, me ponen cara pez, [Imagen: icon_eek.gif] Tu tienes alguna opinion sobre esta obra? No me parece que sea un libro tan raro, para mi trata de un tema universal, posiblemente, podria definirlo como el origen o la base de la literatura occidental, quizas te parezca chorras pero me interesaria tu opinin.
Si te dicen, 4 ruedas mejor Q 2..es que necesitas otra moto mas
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#6
Muy bueno Pau!! Engancha a la 1, como ya han dicho por ah sera perfecto para una pgina en la prensa, sobre todo en los das que vienen para que la gente recapacitara un poco.. o al menos le diese por pensar, aunque fuesen unos segundos [Imagen: icon_rolleyes.gif]

Por cierto, el libro que escribiste y esos relatos se pueden conseguir en algun sitio?... Si no es posible podras compartirlos aqu jeje [Imagen: icon_mad.gif]

Que paseis buen puente todos!
Sólo los peces muertos siguen la corriente del río
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#7
No tengo inconveniente en compartirlo con vosotros, pero slo escribo en cataln. Es como mejor me expreso.
Lo que pasa es que este cuento, lo traduje, con ms o menos acierto, para unos amigos de Madrid, a los cueles lgicamente no se lo poda enviar en cataln, ya que lo rascan poco.
Es el nico relato escrito, o traducido, al castellano.
Lo siento, no soy muy lucido.
Gracias por vuestras ideas de lo de la prensa local...
Tan slo lo he puesto para compartir con todos, mis pensamientos, ilusiones, deseos y cuitas...
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#8
Cuando empec a leer tem acabaras presentando al vagabundo como el personaje verdaderamente feliz de la historia a diferencia del otro protagonista y de la masa de figurantes entre los que se produce su encuentro. Afortunadamente el relato sigui otro camino.

La vida del vagabundo tiene muy poco de envidiable, al menos del vagabundo urbano de nuestros das; y las pelculas y novelas que los retratan como antiheroes que logran escapar de la corriente dominante de esta sociedad, viajando en trenes de carga de trabajo en trabajo en escenarios rurales, son slo eso, ficciones holliwoodienses o novelas beatniks.

A veces la vida la vida nos da segundas oportunidades y quizs el personaje al que acaban de despedir aproveche la indemnizacin para emprender una nueva aventura y haga lo que verdaderamente siempre ha deseado. Le deseo la mejor de las suertes porque lo que le espera no es nada fcil. Parece tener demasiado lastre como para emprendeder una navegacion con garantas por mares desconocidos y azarosos. Contando adems conque tenga la pasta especial en sus hechuras que esa empresa exige.

Yo no la tena. Tena tiempo, dinero, juventud y entusiasmo. Lo nico que entorpeca mi camino eran dos maletas que acab regalando a gente ms necesitada y, an as... no lo logr.

Como alguien dijo una vez: "no leemos, nos leemos"
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#9
Me gusta tu relato Yon, intuyo el trasfondo de lo que dices, pero tu discrecin es tambin muy grande...
A veces, con pocas palabras se dice mucho...
Gracias por tu relato sincero
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#10
Lo primero de todo, decir que son las 01:18 al empezar el post. Que hago un sbado noche en casa escribiendo esto es problema mio, pero entiendo que resulte extraa la hora en cuestin...

Lo primero que me vino a la mente mientras empezaba a leer el relato de Pau fu "vaya, un extracto de correos electrnicos de esos que mandan los sudamericanos, que terminan dando vueltas por medio mundo dando el coazo y que tanto les molan". Luego a medida que segua leyendo abandon la idea y continu imaginndome la escena.

Cuando llegu a la parte de la descripcin de los personajes pens: "vivo retrato del futuro no muy lejano en contraste con sociedades pasadas", pero no, no iban por ah los tiros.
Antes de llegar al final pens que habra alguna coa final que te provocara la risotada, pero nuevamente tampoco fue as.
Yo tambin tengo cierto apego por escribir, de hecho tengo un libro parado y me gustara verlo publicado para el Bicentenario (el cual estn lastimosamente dejando a la altura de la vergenza y el desinters mientras lo torean y lo manosean polticamente hablando, como todo).

Confieso que me ha gustado mucho, es mas, cre que apartara la mirada del texto dadas las horas que son y el cansancio que tengo encima, pero fue tanto el inters que provoca que continu con la lectura. En lugar de pillar ya el camastro tengo que decirte Pau, que te has lucido y que resulta una lectura muy "digestiva" a cualquier hora, es francamente un trabajo sencillo pero muy humano.

Gracias [Imagen: icon_wink.gif]


Y ahora si, me voy a dormir...



P.d: Si llegamos a acampar por ah en alguna quedada, sera una idea cojonuda que Pau contara alguna historia de su cosecha mientras tomamos unas sardinitas asadas y unas cervezas de madrugada. Que decs a eso?
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#11
La vida es la vida, y hay que vivirla como si cada dia fuese el ultimo, cosa bastante dificil ya que solemos olvidar las cosas importantes y nos fijamos en las no importantes "las materiales" te das cuenta de esto tarde, cuando pierdes a un ser querido, un familiar, un amigo, o alguien que ves a diario en tu dia a dia y no le prestas la atencion que se merecen, pero llega el dia en que se van para siempre y te das cuenta de todo lo que has dejado pasar...


buen me he liado, no se que mas decir ya que estoy un poco dormido a esta hora de domingo.


muy buena lectura Pau y Feliz navidad
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#12
Yo pienso que hay que ser razonables por encima de todo... tanto a la hora de fijarse objetivos como a la hora de juzgarnos a nosotros mismos.
Delante de un cambio lo mas razonable es pensar en la mtica frase de Peter Pan cuando al final de la aventura le preguntan:
-Y ahora que Peter?
Peter se lo piensa y responde
-Vivir ser una fantstica aventura!
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#13
Buen relato Pau....

Escribir es gratificante, de hecho, creo que aquello del hombre renacentista, tipo Da Vinci, es algo que dentro de nuestras posibilidades, puede darnos muchas satisfacciones. Me gusta intentar saber un poco de todo y hacer un poco de todo, ante esto est la posible crtica de "el que mucho abarca, poco aprieta", pero yo prefiero saber y hacer un poco de todo que ser un superespecialista en una sla cosa...... (esto en el mundo laboral, a veces no encaja, ya que normalmente hay que especializarse, pero s encaja en las aficiones)

Esto vena porque creo que deberas continuar con esa aficin Pau, te publiquen o no, seguro que muchos estarn encantados de leerte por aqu, entre los que me incluyo..... y si se te ocurre alguna mquina voladora, nos lo cuentas tambin [Imagen: icon_wink.gif]
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#14
Tienes razn! mejor saber un poco de todo que un mucho de nada.

En cuanto al resto, ya ir poniendo paridas...
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