06-20-2019, 12:22 PM
Buenas tardes compañeros! En primer lugar es justo dar las gracias a Ralf por la organización del evento, por estar pendiente de todo y por la calidad de lo que allí había. Un 11! Debes de tener buena mano Ralf, porque la pareja de amigos que se acercaron a visitarnos estaban alucinando porque eran de la zona y no se imaginaban que hubiera un sitio así y menos que lo alquilasen..me quedé con ganas de ver el garaje de Campello,pero otra vez será.
En mi caso el viaje comenzó el lunes de la semana anterior con escala en Madrid, para seguir el martes rumbo a valencia. La primera parte del viaje fue divertida, por esas carreteras de la España vacía, entre campos de cereal y esas rectas de Fuentesaúco en las que la zephyr se apoltronaba a velocidades que mejor conviene no mentar aquí. Es en esas circunstancias cuando venían a mi mente los fotogramas de mad max 1,las carreteras sin final, los cambios de rasante, los campos cercados por alambre de espino y los cuentarrevoluciones buscando la línea roja…
En Madrid la zephyr tocó por primera vez el centro de la ciudad (por lo menos conmigo) fue un placer disfrutar del paseo de la castellana de noche rodando junto a un amigo en su bmw 800 GT; para uno que es de un pueblo muy pequeño la gran ciudad tiene esa capacidad de atracción que se agudiza cuando cae la noche, se diluye el tráfico y las luces de los edificios se reflejan en el tanque de la moto mientras se surcan las grandes avenidas sintiendo el ronroneo del motor a través de la mano izquierda que descansa en el depósito. Castellana, nuevos ministerios, Colón,Alcalá, Juan Bravo…
El martes por la tarde, partí hacia valencia dejando atrás la gran ciudad. Me planteé una ruta alternativa a la autovía, y en un primer momento la hice, siguiendo las indicaciones de google maps evitando autovías, durante bastantes kilómetros atravesé pueblos de la mancha como Morata de Tajuña y Tomelloso, pueblos que olían a ajo, porque estamos en temporada de recolección y carreteras saturadas de camiones que me tocó adelantar haciendo excursiones excesivamente duraderas al carril izquierdo. Cuando estaba a 190 km de Valencia decidí tomar la A3 para avanzar más rápidamente pero a los pocos km el cuerpo se harta de estar a velocidad sostenida en la misma posición y busco cualquier excusa para desviarme y parar. En un área de servicio, mientras me tomo un café, observo a la zephyr en la distancia, cargada con todo mi equipaje, y viene a mi mente ese sentimiento de felicidad, de libertad, de lo bonito que es ser feliz con tan poco. Mientras me distraigo en mis pensamientos me doy cuenta que varias de las personas que entran en la cafetería miran embobados esa estampa, la estampa de la moto descansando en medio del viaje. La estampa de la libertad. Y una sonrisa se dibuja en mi cara, es una sonrisa de satisfacción y de orgullo por poder ser yo el protagonista de la historia que quiero vivir.
En valencia la zephyr me llevó por las mismas carreteras que recorría en los 80 en una silla roja en el asiento trasero de un Renault 5 gtl. Visité los lugares de mi infancia, recordé los olores, y las sensaciones, me reuní con mi familia y disfruté del Mediterráneo de la Albufera del Palmar y el Saler. El miércoles por la tarde recibí la llamada de Vespasito que me invitaba a tomar algo. En una terraza de Campanar, ante unas cervezas estuvimos Jero Jorge y yo rememorando antiguas batallas de los momentos vividos a lomos de nuestros queridos fierros y nuevamente una sonrisa se volvío a dibujar en mi cara, otra vez la sonrisa de la libertad, de las relaciones auténticas, de los momentos felices y únicos.
Después de unos días en los que se mezclaron recuerdos y vivencias nuevas, llegaba el momento de ponerse en marcha, de partir rumbo a Mutxamel para cumplir el propósito del viaje, desde aquí quiero agradecer a Jero y a su chica el detallazo de llevar mi equipaje y así poder disfrutar de la ruta al 100%. Nos encontramos con Rocker y su poderosa 760 en la rotonda próxima a la ciudad de las artes y las ciencias, el pobre llevaba ya un rato esperando. La ruta que había preparado fue simplemente perfecta, desde el recibimiento que nos ofreció Xátiva con sus calles custodiadas por frondosos árboles y el castillo en lo alto, pasando por la venta donde paramos a almorzar y al vernos con cara de saber lo que es bueno nos ofrecieron una honda CB 350 impoluta, hasta la curvas y buen asfalto de los distintos puertos que atravesamos… hasta una pintada de “Chemtrails no!” Nos encontramos en el quitamiedos!!
A unos 40 km de Mutxamel y estando respostando en una gasolinera, Rocker me comentó que como no cuidara a la zephyr ella se rebelará…pues dicho y hecho, la susodicha se dio por aludida y para hacerse notar, no se le ocurrió otra cosa que partir el cable del cuenta Km. Si es que quien no quiera ver que estas motos tienen alma, tiene un problema.
Ya lo que pasó en Mutxamel es historia, con la Z 900 lisérgica de Thomson, La Z900 RS fichada en exclusiva para la ocasión, la histórica CB 750, la desconocida Yamaha XS 750, y toda esa retaíla de zephyres venidas desde todos los puntos de España, que sin duda han dado color a la zona.
Vienen a mi mente recuerdos del desayuno frente al mar en Villajoyosa, de la foto en la que casi no había espacio para tanta zephyr junta, de ver el skyline de Benidorm al fondo para recordarnos de donde venimos y gracias a quien estamos aquí.. de la ruta y el paseíto que nos dimos el bueno de Leo y yo, seguidos por el buen hacer y la cordura de Andreu, de la escalofriante sensación de ver a Agaricus en el suelo (y la sensación de entrañable compañerismo prestándome sus herramientas para apretar la p*%$% media luna del colector, gracias Alejandro, eres una persona de las que de verdad merecen la pena, el año que viene en Burgos entiendo que te veremos en pleno esplendor. Y de tantos otros que me ayudaron, como por ejemplo Roes, que con precisión de cirujano, acertó al momento con el fallo ), de la tertulia con las eminencias Ramón y Carlos sobre motos,aviones y la vida, y a la que después se unieron las otras eminencias Juan y Andreu para hablar de barcos, del paseo al atardecer con Pedro y los madrileños por la carrasqueta (Rubén sabes que donde estés tu, allí iré yo), de la paella y el churraco y esas conversaciones que surgen del Armagnac y el Pacharán (Edu eres una leyenda cabrón!) y como no de los baños en la piscina nada más levantarme.. Gracias a todos por compartir esta pasión! Quiero hacer una mención especial al amigo Sueco a Pedro y a Ralf y su hermano (perdonad si me dejo a alguien) porque estuvieron siempre al pie del cañón recogiendo y limpiando todo, especialmente el domingo por la mañana.
Queda mencionar la otra parte de la quedada, que en el caso de los “gallegos viajeros” como dice Pedro y con 1000 km por delante en mi caso ( unos 100 más en el caso de Chema y Juan) es como un spin off. La jornada del domingo pasamos 12horas sobre la moto, recorriendo lugares por los que no había pasado en mi vida (la carretera entre Toledo y Ávila pasando por San Martín de Valdeiglesias es un espectáculo), llegando a las puertas de Salamanca sobre las 22.00h (como dice Chema, la hora de la que no nos podemos librar de llegar) La llegada al hostal fue impresionante, estaba todo el pueblo en la terraza del bar y tenían una juerga impresionante, los niños miraban a esos locos de las motos como si fuéramos unos extraterrestres, y los mayores se interesaban por las motos y el camino que habíamos recorrido.
Quedaba por fin la última etapa, la de la llegada a casa, la que afrontas con esa mezcla de melancolía y ganas de bajarte de la moto para sentarte y descansar, mientras con una sonrisa tonta en la boca vienen recuerdos recientes de tantas buenos momentos vividos junto a esta panda de locos que formamos la familia Zephyr. Un abrazo muy grande a todos!!
En mi caso el viaje comenzó el lunes de la semana anterior con escala en Madrid, para seguir el martes rumbo a valencia. La primera parte del viaje fue divertida, por esas carreteras de la España vacía, entre campos de cereal y esas rectas de Fuentesaúco en las que la zephyr se apoltronaba a velocidades que mejor conviene no mentar aquí. Es en esas circunstancias cuando venían a mi mente los fotogramas de mad max 1,las carreteras sin final, los cambios de rasante, los campos cercados por alambre de espino y los cuentarrevoluciones buscando la línea roja…
En Madrid la zephyr tocó por primera vez el centro de la ciudad (por lo menos conmigo) fue un placer disfrutar del paseo de la castellana de noche rodando junto a un amigo en su bmw 800 GT; para uno que es de un pueblo muy pequeño la gran ciudad tiene esa capacidad de atracción que se agudiza cuando cae la noche, se diluye el tráfico y las luces de los edificios se reflejan en el tanque de la moto mientras se surcan las grandes avenidas sintiendo el ronroneo del motor a través de la mano izquierda que descansa en el depósito. Castellana, nuevos ministerios, Colón,Alcalá, Juan Bravo…
El martes por la tarde, partí hacia valencia dejando atrás la gran ciudad. Me planteé una ruta alternativa a la autovía, y en un primer momento la hice, siguiendo las indicaciones de google maps evitando autovías, durante bastantes kilómetros atravesé pueblos de la mancha como Morata de Tajuña y Tomelloso, pueblos que olían a ajo, porque estamos en temporada de recolección y carreteras saturadas de camiones que me tocó adelantar haciendo excursiones excesivamente duraderas al carril izquierdo. Cuando estaba a 190 km de Valencia decidí tomar la A3 para avanzar más rápidamente pero a los pocos km el cuerpo se harta de estar a velocidad sostenida en la misma posición y busco cualquier excusa para desviarme y parar. En un área de servicio, mientras me tomo un café, observo a la zephyr en la distancia, cargada con todo mi equipaje, y viene a mi mente ese sentimiento de felicidad, de libertad, de lo bonito que es ser feliz con tan poco. Mientras me distraigo en mis pensamientos me doy cuenta que varias de las personas que entran en la cafetería miran embobados esa estampa, la estampa de la moto descansando en medio del viaje. La estampa de la libertad. Y una sonrisa se dibuja en mi cara, es una sonrisa de satisfacción y de orgullo por poder ser yo el protagonista de la historia que quiero vivir.
En valencia la zephyr me llevó por las mismas carreteras que recorría en los 80 en una silla roja en el asiento trasero de un Renault 5 gtl. Visité los lugares de mi infancia, recordé los olores, y las sensaciones, me reuní con mi familia y disfruté del Mediterráneo de la Albufera del Palmar y el Saler. El miércoles por la tarde recibí la llamada de Vespasito que me invitaba a tomar algo. En una terraza de Campanar, ante unas cervezas estuvimos Jero Jorge y yo rememorando antiguas batallas de los momentos vividos a lomos de nuestros queridos fierros y nuevamente una sonrisa se volvío a dibujar en mi cara, otra vez la sonrisa de la libertad, de las relaciones auténticas, de los momentos felices y únicos.
Después de unos días en los que se mezclaron recuerdos y vivencias nuevas, llegaba el momento de ponerse en marcha, de partir rumbo a Mutxamel para cumplir el propósito del viaje, desde aquí quiero agradecer a Jero y a su chica el detallazo de llevar mi equipaje y así poder disfrutar de la ruta al 100%. Nos encontramos con Rocker y su poderosa 760 en la rotonda próxima a la ciudad de las artes y las ciencias, el pobre llevaba ya un rato esperando. La ruta que había preparado fue simplemente perfecta, desde el recibimiento que nos ofreció Xátiva con sus calles custodiadas por frondosos árboles y el castillo en lo alto, pasando por la venta donde paramos a almorzar y al vernos con cara de saber lo que es bueno nos ofrecieron una honda CB 350 impoluta, hasta la curvas y buen asfalto de los distintos puertos que atravesamos… hasta una pintada de “Chemtrails no!” Nos encontramos en el quitamiedos!!
A unos 40 km de Mutxamel y estando respostando en una gasolinera, Rocker me comentó que como no cuidara a la zephyr ella se rebelará…pues dicho y hecho, la susodicha se dio por aludida y para hacerse notar, no se le ocurrió otra cosa que partir el cable del cuenta Km. Si es que quien no quiera ver que estas motos tienen alma, tiene un problema.
Ya lo que pasó en Mutxamel es historia, con la Z 900 lisérgica de Thomson, La Z900 RS fichada en exclusiva para la ocasión, la histórica CB 750, la desconocida Yamaha XS 750, y toda esa retaíla de zephyres venidas desde todos los puntos de España, que sin duda han dado color a la zona.
Vienen a mi mente recuerdos del desayuno frente al mar en Villajoyosa, de la foto en la que casi no había espacio para tanta zephyr junta, de ver el skyline de Benidorm al fondo para recordarnos de donde venimos y gracias a quien estamos aquí.. de la ruta y el paseíto que nos dimos el bueno de Leo y yo, seguidos por el buen hacer y la cordura de Andreu, de la escalofriante sensación de ver a Agaricus en el suelo (y la sensación de entrañable compañerismo prestándome sus herramientas para apretar la p*%$% media luna del colector, gracias Alejandro, eres una persona de las que de verdad merecen la pena, el año que viene en Burgos entiendo que te veremos en pleno esplendor. Y de tantos otros que me ayudaron, como por ejemplo Roes, que con precisión de cirujano, acertó al momento con el fallo ), de la tertulia con las eminencias Ramón y Carlos sobre motos,aviones y la vida, y a la que después se unieron las otras eminencias Juan y Andreu para hablar de barcos, del paseo al atardecer con Pedro y los madrileños por la carrasqueta (Rubén sabes que donde estés tu, allí iré yo), de la paella y el churraco y esas conversaciones que surgen del Armagnac y el Pacharán (Edu eres una leyenda cabrón!) y como no de los baños en la piscina nada más levantarme.. Gracias a todos por compartir esta pasión! Quiero hacer una mención especial al amigo Sueco a Pedro y a Ralf y su hermano (perdonad si me dejo a alguien) porque estuvieron siempre al pie del cañón recogiendo y limpiando todo, especialmente el domingo por la mañana.
Queda mencionar la otra parte de la quedada, que en el caso de los “gallegos viajeros” como dice Pedro y con 1000 km por delante en mi caso ( unos 100 más en el caso de Chema y Juan) es como un spin off. La jornada del domingo pasamos 12horas sobre la moto, recorriendo lugares por los que no había pasado en mi vida (la carretera entre Toledo y Ávila pasando por San Martín de Valdeiglesias es un espectáculo), llegando a las puertas de Salamanca sobre las 22.00h (como dice Chema, la hora de la que no nos podemos librar de llegar) La llegada al hostal fue impresionante, estaba todo el pueblo en la terraza del bar y tenían una juerga impresionante, los niños miraban a esos locos de las motos como si fuéramos unos extraterrestres, y los mayores se interesaban por las motos y el camino que habíamos recorrido.
Quedaba por fin la última etapa, la de la llegada a casa, la que afrontas con esa mezcla de melancolía y ganas de bajarte de la moto para sentarte y descansar, mientras con una sonrisa tonta en la boca vienen recuerdos recientes de tantas buenos momentos vividos junto a esta panda de locos que formamos la familia Zephyr. Un abrazo muy grande a todos!!
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