En Alcalá de la Selva, cerca de Rubielos de Mora, en una comarca de rancia tradición de otoñales, se unió al trío el Andreu. Se entiende que la quedada le parecía muy cerca y bajo hasta Teruel para calentar gomas.
La noche fue pasada por agua con una banda sonora de relámpagos y truenos que nos hizo dormir poco y teniendo lo peor para el día siguiente.
Falsa alarma. El viernes amaneció soleado y el buen desayuno en el camping nos acabó de animar.
Estuvimos de tertulia en el porche del bungalow aquel (estaba casi vacío el camping) y se unió al grupo un gatete muy amigable y hambriento que no se fue de vacío y cenó sardinas en lata. MIS sardinas en lata. Viene siendo una tradición mía lo de alimentar cuadrúpedos en el camino.
.
El plan de los cuatro era llegar a cruzar el Ebro en un barco que hay en Miravet, encontrarnos allí con el grupo de Alicante y comer en el pueblo.
Pero Murphy no descansa y a los setecientoscincuenteros les entró la guindilla culera y, seamos sinceros, en las carreteras de Teruel, de grandes rectas y curvas amplias donde los frenos están de más, la pobre 550 no tiene nada que hacer.
Así que Teruel todo para mí. Ni compañía ni fotos. Esta y gracias.
Acabé entrando a Cataluña por Gandesa y resulta que hubo plan B y retrocedieron a comer a Valderrobres. Eso me quedaba muy atrás y yo ya seguí sin parar hasta el camping con hambre de lobo.
Al final, como en la fábula, la tortuga le comió el bocata a las liebres.
La noche fue pasada por agua con una banda sonora de relámpagos y truenos que nos hizo dormir poco y teniendo lo peor para el día siguiente.
Falsa alarma. El viernes amaneció soleado y el buen desayuno en el camping nos acabó de animar.
Estuvimos de tertulia en el porche del bungalow aquel (estaba casi vacío el camping) y se unió al grupo un gatete muy amigable y hambriento que no se fue de vacío y cenó sardinas en lata. MIS sardinas en lata. Viene siendo una tradición mía lo de alimentar cuadrúpedos en el camino.
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El plan de los cuatro era llegar a cruzar el Ebro en un barco que hay en Miravet, encontrarnos allí con el grupo de Alicante y comer en el pueblo.
Pero Murphy no descansa y a los setecientoscincuenteros les entró la guindilla culera y, seamos sinceros, en las carreteras de Teruel, de grandes rectas y curvas amplias donde los frenos están de más, la pobre 550 no tiene nada que hacer.
Así que Teruel todo para mí. Ni compañía ni fotos. Esta y gracias.
Acabé entrando a Cataluña por Gandesa y resulta que hubo plan B y retrocedieron a comer a Valderrobres. Eso me quedaba muy atrás y yo ya seguí sin parar hasta el camping con hambre de lobo.
Al final, como en la fábula, la tortuga le comió el bocata a las liebres.