El domingo por la mañana, tras sentidos abrazos, contenidas lagrimitas y deseos sinceros a los compañeros de una ruta venturosa de regreso a las respectivas Ítacas y Penélopes, yo emprendí una pequeña odisea, sin peligros ni enemigos, solo más kilómetros rumbo al norte, cerquita del Pirineo.
No podía no hacer 300 kilómetros y no visitar a nuestra amiga.
Cataluña está muy lejos para mí y la ruta que seguí, el Eje Interior, demasiado humanizado, así que no paré hasta el cruce del Ebro en Mequinenza. Me trae grandes recuerdos como punto de encuentro con Ralf en 2012 e inicio de una rodada fantástica con él hasta Pals. No tengo el físico de entonces y la Ronda d'Alt en hora punta quizás se me hubiera atragantado en 2024.
Seguí un track por Teruel que me llevo por un cartel de "The Silent Router" pero no llegué a ver la famosa cabra ni pude hacer la foto con las dos: la cabra y la Kawra.
Se conoce que el guionista prefirió desviarme por carreteras aun peores y me hizo un gran favor.
Entre los puertos de Marajalinos y Cabigordo ruedas ininterrumpidamente a una media de 1700 metros. Las montañas están tan lejos que es el cielo el que te roza el casco. En el norte, tan pronto como coronas la cordillera te caes a la meseta o acabas con la rueda en el Cantábrico si apuras la frenada y mientras tanto el verde angosto de los valles es lo que te rodea.
Nada que ver.
En Albarracín empezó a lloviznar y tuve que decidir entre dormir allí o empujar hasta Cuenca.
De los cobardes nada se escribe así que gas y esperando la suerte hacia Cuenca me fui.
No podía no hacer 300 kilómetros y no visitar a nuestra amiga.
Cataluña está muy lejos para mí y la ruta que seguí, el Eje Interior, demasiado humanizado, así que no paré hasta el cruce del Ebro en Mequinenza. Me trae grandes recuerdos como punto de encuentro con Ralf en 2012 e inicio de una rodada fantástica con él hasta Pals. No tengo el físico de entonces y la Ronda d'Alt en hora punta quizás se me hubiera atragantado en 2024.
Seguí un track por Teruel que me llevo por un cartel de "The Silent Router" pero no llegué a ver la famosa cabra ni pude hacer la foto con las dos: la cabra y la Kawra.
Se conoce que el guionista prefirió desviarme por carreteras aun peores y me hizo un gran favor.
Entre los puertos de Marajalinos y Cabigordo ruedas ininterrumpidamente a una media de 1700 metros. Las montañas están tan lejos que es el cielo el que te roza el casco. En el norte, tan pronto como coronas la cordillera te caes a la meseta o acabas con la rueda en el Cantábrico si apuras la frenada y mientras tanto el verde angosto de los valles es lo que te rodea.
Nada que ver.
En Albarracín empezó a lloviznar y tuve que decidir entre dormir allí o empujar hasta Cuenca.
De los cobardes nada se escribe así que gas y esperando la suerte hacia Cuenca me fui.