11-13-2015, 06:50 PM
Para un motociclista, como su moto, ninguna. Ahora bien: nada se libra de la crítica (con gusto, eso si).
Para mi modesta opinión:
- Corrosión interior de depósito evidente (hace unos años lo traté con Tankerite y vuelve a soltar gasofa marrón a los pobres y hastiados cilindros).
- No viene tampoco equipada de serie con filtro de gasolina (todo es mejorable, eso si, y mi 550 tiene uno desde hace sus años).
- Los frenos de doble pistón siguen siendo muy buenos (es de lo mejor que tenía la Zephyr según revistas de la época), pero los latiguillos hay que cambiarlos, sí o sí, por los nuevos forrados en metal. De acuerdo en que lo tenían todas (o casi todas) las motos en su época, pero es obvio que si no lo cambias ahora puede ocurrir una catástrofe por descuido.
- El escape de serie se pica con facilidad. Yo reconozco que aún no me ha pasado, y me sorprende que en una ciudad marinera, y cargada de salitre en aire como la mía, todavía no haya encontrado síntomas de nada desde que la tengo (y ya van 2, pedidos y montados con mis propias manos).
- No tiene luces de emergencia (los cuatro intermitentes brillando a la vez), aunque es una pijada que, simplemente, me da lo mismo. Pocos los montaban en su momento.
- La primera marcha es más corta que las muletas de un caimán (aunque tiene arreglo).
- Los colores originales son muy básicos. Nada en comparación con lo que lucían otras hermanitas suyas de los años 70 (también tiene arreglo).
- Su falta de sexta marcha las pone por detrás de otros modelos, aunque bien es cierto que gracias a eso pueden consumir menos y podamos presumir más del resultado.
Hay algunas cosillas más pero ahora mismo no las puedo poner todas.
A pesar de lo dicho, de todas las monturas que he tenido, no hay otra que me haya dado tantas sensaciones como mi vieja 550. Eso lo firmo donde haya que firmarlo y lo repetiré donde haya que hacerlo y donde no
Para mi modesta opinión:
- Corrosión interior de depósito evidente (hace unos años lo traté con Tankerite y vuelve a soltar gasofa marrón a los pobres y hastiados cilindros).
- No viene tampoco equipada de serie con filtro de gasolina (todo es mejorable, eso si, y mi 550 tiene uno desde hace sus años).
- Los frenos de doble pistón siguen siendo muy buenos (es de lo mejor que tenía la Zephyr según revistas de la época), pero los latiguillos hay que cambiarlos, sí o sí, por los nuevos forrados en metal. De acuerdo en que lo tenían todas (o casi todas) las motos en su época, pero es obvio que si no lo cambias ahora puede ocurrir una catástrofe por descuido.
- El escape de serie se pica con facilidad. Yo reconozco que aún no me ha pasado, y me sorprende que en una ciudad marinera, y cargada de salitre en aire como la mía, todavía no haya encontrado síntomas de nada desde que la tengo (y ya van 2, pedidos y montados con mis propias manos).
- No tiene luces de emergencia (los cuatro intermitentes brillando a la vez), aunque es una pijada que, simplemente, me da lo mismo. Pocos los montaban en su momento.
- La primera marcha es más corta que las muletas de un caimán (aunque tiene arreglo).
- Los colores originales son muy básicos. Nada en comparación con lo que lucían otras hermanitas suyas de los años 70 (también tiene arreglo).
- Su falta de sexta marcha las pone por detrás de otros modelos, aunque bien es cierto que gracias a eso pueden consumir menos y podamos presumir más del resultado.
Hay algunas cosillas más pero ahora mismo no las puedo poner todas.
A pesar de lo dicho, de todas las monturas que he tenido, no hay otra que me haya dado tantas sensaciones como mi vieja 550. Eso lo firmo donde haya que firmarlo y lo repetiré donde haya que hacerlo y donde no