05-05-2010, 12:51 AM
Pau, como insistas en que escribiese, he recuperado un relato escrito hace algunos meses en un momento de aburrimiento, apata y mala leche.
Por descontado cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Espero no aburrirte en demasa!!
EL PEOR DA DE MI VIDA
¡Hay das en que uno no debera salir de casa! Hoy ha sido uno de ellos, ¡quizs el peor de mi vida!
Tras una noche en la que no he conseguido apenas dormir, pensando en todos los problemas que arrastro, y cuando por fin he logrado descansar, ha sonado el maldito despertador y para rematar tan fantstica noche, nada como una buena ducha fra, no por gusto, sino porque me han cortado el gas por falta de pago.
Despus de tan grato amanecer, caminar hacia el trabajo donde hace ya tres meses que no cobramos. ¡Era de esperar!, hoy no haba nadie de la empresa, slo los cuatro desgraciados que seguimos yendo cada maana. Al final, por fin han aparecido unos miembros del sindicato junto a dos directivos y nos han comunicado que definitivamente cierran la empresa, que no hay nada que hacer y que ya veremos si cobramos lo que se nos debe.
La noticia ha sido el colofn de una maana nada afortunada, durante la explicacin de esa pandilla de piratas, mi sangre ha empezado a calentarse y a pesar de la ducha fra no he podido contenerme y en un momento de rabia, me he abalanzado sobre el peor de ellos, con la mala fortuna de que el muy desgraciado ha cado sobre el bordillo abrindose la cabeza como si se tratase de una fruta madura.
La reaccin no se ha hecho esperar, mientras unos me animaban a huir de all, otros intentaban retenerme, supongo que el miedo, o quizs la falta de cordura por todo cuanto llevo aguantando me han hecho salir corriendo.
¡Mierda!, ¡soy un fugitivo, no tengo nada!, la cartera vaca, la tarjeta bloqueada, un tipo que no s si est vivo o muerto por culpa de un arranque de furia que no se corresponde en nada con mi modo habitual de actuar. Al fin y al cabo siempre he sido un tipo tranquilo, siempre he tratado de huir de las broncas y ahora?, ahora estoy vagando sin saber a dnde.
Tras buscar algo en mis bolsillos, no s exactamente el qu?, el mvil no, pues lo tengo restringido y slo puedo recibir pero no emitir llamadas, quizs unas monedas para tomar un caf o comprar un paquete de tabaco, hace aos que dej de fumar, pero ahora lo dara todo por un cigarrillo.
Todo?, ¡no!, hay algo que acaba de sonar en mi bolsillo y que me recuerda que aun tengo algo que me hace feliz y que adems me permitir escapar de la ciudad hasta saber que ha ocurrido con ese tipo. ¡Tengo las llaves de mi moto!, una preciosa Kawasaki Zephyr 1100 del 92, que hoy puedo decir que es la nica que no me ha dejado tirado, he perdido la familia, el trabajo, supongo que a partir de hoy a los pocos amigos que tena, pero tengo a la nica que jams me ha fallado.
Corro haca el garaje y est all esperndome, hace das que no la puedo coger por no poder poner gasolina, antes de ponerla en marcha veo que necesitar algo de dinero para llenar el depsito, en caso contrario mi escapada acabar demasiado pronto.
En el momento en que estoy mirando la moto y plantendome qu hacer; entregarme, escapar, volver a la fbrica?, se me ha acercado un tipo con un aire entre chulesco y aturdido, que tras alabarme la moto me ha sacado una navaja y me ha exigido la cartera. Entregrsela no hubiese sido un problema, pues lo nico que llevo es el carnet de identidad y adems caducado, pero ya he dicho que hoy no era mi mejor da, y ese imbcil ha sido el chivo expiatorio de todas mis desgracias, aun tena la cadena en la mano cuando se ha acercado, y sin plantermelo he empezado a golpearle hasta verlo tendido en el suelo suplicando, supongo que en ese momento he reaccionado y por suerte no he continuado con la paliza.
Tras coger la navaja le he obligado a darme la cartera.
He pasado de vctima a ladrn, de trabajador despedido a asesino, no s que me queda por hacer, el da se est complicando por momentos, aunque bien mirado este tipo me acaba de solucionar la huida, su cartera est ms llena de lo que cabe esperar en un chorizo de tres al cuarto, con lo que lleva podr llenar el depsito de la moto para escapar de Espaa, por suerte estoy a menos de trescientos kilmetros de la frontera, supongo que una vez all ya se me ocurrir algo, pero qu?
Ahora si, despus de ver como huye el atracador, o quizs debera llamarlo vctima?, arranco el motor y el rugido que emite despierta en mi a alguien con capacidad para tomar sus decisiones, con energa para enfrentarse al mundo, muchas veces me haba preguntado por qu la gente cambia el carcter cuando se sube a una moto potente, hoy lo veo claro, es la energa que desprende la que me hace sentir fuerte, invencible.
Tras recorrer unas pocas calles, de lejos veo una patrulla de polica, quizs me estn buscando?, o tal vez es demasiado pronto?, ante la duda prefiero irme en otra direccin, por fortuna he cogido la moto y no un coche, pues la libertad de dar la vuelta sin ser visto, subindome a la acera, no hubiese sido viable de otro modo.
Por fin estoy fuera de la ciudad, me dirijo a Francia por carreteras secundarias. De un modo consciente he decidido que si me buscan lo harn en vas rpidas, pero creo que lo que ha motivado esta decisin ha sido mi subconsciente, siempre que puedo prefiero disfrutar de carreteras solitarias, paisajes boscosos, y sobre todo curvas, curvas donde poder olvidarme del mundo, rectas donde apretar el gas sin temor a nada, sensaciones que jams he podido explicar pero que cualquier aficionado a la carretera entiende.
Tras ms de una hora de camino he llegado casi a olvidarme por completo de mis actos anteriores, si el tipo de la empresa est muerto, mi vida no vale nada, del otro no me debo preocupar pues aunque me he quedado hasta su documentacin, no creo que se le ocurra denunciarme.
A lo lejos veo un restaurante de carretera y decido que el mierdecilla de chorizo me va a invitar a comer, al fin y al cabo no llevo nada en el cuerpo y empiezo a sentirme desfallecido.
El restaurante no tiene nada especial, pero en la entrada hay unas preciosidades que aun y estar a punto de desmayo no puedo evitar pararme a mirar, son ocho, siete joyas todava calientes, una TRIUMPH Bonneville t100, una Harley, una YAMAJA 1300, una Kawasaki Z, dos Ducatis y una ZEPHYR 750, ¡todas son preciosas!, pero la Zr750 me pierde, es la moto ms bonita que jams he visto, y encima est impecable. Sin dudarlo aparco la ma al lado, verlas juntas es una maravilla, en este momento ya me he olvidado de mis problemas anteriores.
Tras entrar en el restaurante y comerme un buen filete a la salud de mi bienhechor (el chorizo) y mientras estoy degustando un caf, veo salir a un grupo de moteros, sin duda los propietarios de esas maravillas que estn fuera, la verdad es que me unira a ellos pero dada mi situacin actual quizs es mejor pasar inadvertido.
Acabado el caf me dirijo a la mquina de tabaco y decido comprarme un paquete, hace tanto que no fumo que el primer cigarrillo me deja algo aturdido, pero que bien me est sentando todo desde que he subido a la moto, empiezo a sentirme libre, una sensacin que haca aos que no tena, el no tener nada me ha devuelto la libertad, nada ni nadie depende de m, ¡SOY LIBRE! Bien planteado resulta irnico decir soy libre cuando estoy huyendo por un homicidio, pero es como me siento.
Por fin decido reemprender la marcha, al salir veo al grupo de motoristas que aun no han acabado de ponerse los cascos y desatar las motos, en cuanto me acerco a mi Zephyr, se dirigen a m de ese modo que suelen hacer los moteros, de buen rollo, con una camaradera impropia de quien no se conoce, pero que me resulta tan agradable que me olvido de mis reticencias a ir acompaado para poder pasar inadvertido.
Inadvertido?, ocho preciosas motos, que suman casi 10.000cc, con un sonido ensordecedor, entre el caracterstico rugir de la Harley , el clsico sonido de las Triumph, el maravilloso rugir de las Zephyr y el resto de motores cada cual con su propia personalidad, inadvertido?, parece un reclamo para que nos paren, aunque slo sea por poder admirar las motos, ¡no sera la primera vez!
Mis nuevos compaeros se dirigen al sur de Francia donde han quedado con un grupo de otras trece motos que atraviesan la frontera desde otra comunidad, al final sern veinte, veintiuno conmigo.
¡Al fin en Francia!, mis nuevos amigos me han ofrecido quedarme con ellos en un albergue, les he dicho que lo poco que llevaba era todo cuanto tena y que no lo poda gastar en otra cosa que no fuese gasolina y comida Ni se lo han planteado y me han dicho que donde duermen y cenan veinte, duermen y cenan veintiuno, la verdad es que por un momento he tenido la necesidad de retirarme a llorar, ha sido un da tan duro, un mes tan duro, un ao tan extremadamente duro, que un simple gesto de amistad de unos desconocidos, ha conseguido emocionarme como haca tiempo que no me pasaba.
Son casi las doce de la noche y estamos todos riendo entre cervezas y tabaco, cuando me ha sonado el mvil, ¡no me acordaba de que puedo recibir llamadas!, es Paco, un compaero de la fbrica, con el folln no oigo nada por lo que salgo fuera y me apoyo en mi compaera de viaje mientras l me explica todo cuanto ha sucedido desde mi marcha.
Como puede cambiarle la vida a uno?, al parecer el tipo al que he dejado desparramado y chorreando sangre, se ha recuperado enseguida, slo ha sufrido una leve prdida de conocimiento y una herida superficial, aunque muy aparatosa.
Tras varias horas de discusin entre los dueos de la empresa, los sindicatos y los trabajadores, no s si por miedo a la violencia fsica, o porque saldrn beneficiados de algn modo que no comprendo, han llegado a un pacto, de momento maana se cobrarn los tres meses de atrasos y despus se proceder a la recolocacin en otras empresas del grupo, de todo el personal que se ha mantenido en el puesto de trabajo, desde el inicio de los problemas.
Y mis compaeros no se han olvidado de mi, han exigido que no se me denuncie, y que se me d el mismo trato que a ellos, y segn palabras de Paco ?To ha sido la ostia, ¡lo han aceptado todo!?.
He de reconocer que por un momento he sentido ganas de volver, pero entonces he recordado todas las sensaciones que hoy haba tenido desde el momento de subirme a la moto, y he preguntado a mis nuevos amigos si me permiten hacer la ruta con ellos, creo que van por el Este de Europa y quizs algo hacia el Norte, ¡me da igual! Lo que quiero es seguir sintindome libre y quizs cuando ellos regresen yo seguir haciendo ruta, quizs buscndome la vida de camarero, albail, agricultor, cualquier cosa que me d algo de dinero para seguir llenando el depsito de mi Zephyr y seguir siendo libre.
Ayer fue el peor da de mi vida, hoy es el primero de mi nueva vida.
Por descontado cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Espero no aburrirte en demasa!!
EL PEOR DA DE MI VIDA
¡Hay das en que uno no debera salir de casa! Hoy ha sido uno de ellos, ¡quizs el peor de mi vida!
Tras una noche en la que no he conseguido apenas dormir, pensando en todos los problemas que arrastro, y cuando por fin he logrado descansar, ha sonado el maldito despertador y para rematar tan fantstica noche, nada como una buena ducha fra, no por gusto, sino porque me han cortado el gas por falta de pago.
Despus de tan grato amanecer, caminar hacia el trabajo donde hace ya tres meses que no cobramos. ¡Era de esperar!, hoy no haba nadie de la empresa, slo los cuatro desgraciados que seguimos yendo cada maana. Al final, por fin han aparecido unos miembros del sindicato junto a dos directivos y nos han comunicado que definitivamente cierran la empresa, que no hay nada que hacer y que ya veremos si cobramos lo que se nos debe.
La noticia ha sido el colofn de una maana nada afortunada, durante la explicacin de esa pandilla de piratas, mi sangre ha empezado a calentarse y a pesar de la ducha fra no he podido contenerme y en un momento de rabia, me he abalanzado sobre el peor de ellos, con la mala fortuna de que el muy desgraciado ha cado sobre el bordillo abrindose la cabeza como si se tratase de una fruta madura.
La reaccin no se ha hecho esperar, mientras unos me animaban a huir de all, otros intentaban retenerme, supongo que el miedo, o quizs la falta de cordura por todo cuanto llevo aguantando me han hecho salir corriendo.
¡Mierda!, ¡soy un fugitivo, no tengo nada!, la cartera vaca, la tarjeta bloqueada, un tipo que no s si est vivo o muerto por culpa de un arranque de furia que no se corresponde en nada con mi modo habitual de actuar. Al fin y al cabo siempre he sido un tipo tranquilo, siempre he tratado de huir de las broncas y ahora?, ahora estoy vagando sin saber a dnde.
Tras buscar algo en mis bolsillos, no s exactamente el qu?, el mvil no, pues lo tengo restringido y slo puedo recibir pero no emitir llamadas, quizs unas monedas para tomar un caf o comprar un paquete de tabaco, hace aos que dej de fumar, pero ahora lo dara todo por un cigarrillo.
Todo?, ¡no!, hay algo que acaba de sonar en mi bolsillo y que me recuerda que aun tengo algo que me hace feliz y que adems me permitir escapar de la ciudad hasta saber que ha ocurrido con ese tipo. ¡Tengo las llaves de mi moto!, una preciosa Kawasaki Zephyr 1100 del 92, que hoy puedo decir que es la nica que no me ha dejado tirado, he perdido la familia, el trabajo, supongo que a partir de hoy a los pocos amigos que tena, pero tengo a la nica que jams me ha fallado.
Corro haca el garaje y est all esperndome, hace das que no la puedo coger por no poder poner gasolina, antes de ponerla en marcha veo que necesitar algo de dinero para llenar el depsito, en caso contrario mi escapada acabar demasiado pronto.
En el momento en que estoy mirando la moto y plantendome qu hacer; entregarme, escapar, volver a la fbrica?, se me ha acercado un tipo con un aire entre chulesco y aturdido, que tras alabarme la moto me ha sacado una navaja y me ha exigido la cartera. Entregrsela no hubiese sido un problema, pues lo nico que llevo es el carnet de identidad y adems caducado, pero ya he dicho que hoy no era mi mejor da, y ese imbcil ha sido el chivo expiatorio de todas mis desgracias, aun tena la cadena en la mano cuando se ha acercado, y sin plantermelo he empezado a golpearle hasta verlo tendido en el suelo suplicando, supongo que en ese momento he reaccionado y por suerte no he continuado con la paliza.
Tras coger la navaja le he obligado a darme la cartera.
He pasado de vctima a ladrn, de trabajador despedido a asesino, no s que me queda por hacer, el da se est complicando por momentos, aunque bien mirado este tipo me acaba de solucionar la huida, su cartera est ms llena de lo que cabe esperar en un chorizo de tres al cuarto, con lo que lleva podr llenar el depsito de la moto para escapar de Espaa, por suerte estoy a menos de trescientos kilmetros de la frontera, supongo que una vez all ya se me ocurrir algo, pero qu?
Ahora si, despus de ver como huye el atracador, o quizs debera llamarlo vctima?, arranco el motor y el rugido que emite despierta en mi a alguien con capacidad para tomar sus decisiones, con energa para enfrentarse al mundo, muchas veces me haba preguntado por qu la gente cambia el carcter cuando se sube a una moto potente, hoy lo veo claro, es la energa que desprende la que me hace sentir fuerte, invencible.
Tras recorrer unas pocas calles, de lejos veo una patrulla de polica, quizs me estn buscando?, o tal vez es demasiado pronto?, ante la duda prefiero irme en otra direccin, por fortuna he cogido la moto y no un coche, pues la libertad de dar la vuelta sin ser visto, subindome a la acera, no hubiese sido viable de otro modo.
Por fin estoy fuera de la ciudad, me dirijo a Francia por carreteras secundarias. De un modo consciente he decidido que si me buscan lo harn en vas rpidas, pero creo que lo que ha motivado esta decisin ha sido mi subconsciente, siempre que puedo prefiero disfrutar de carreteras solitarias, paisajes boscosos, y sobre todo curvas, curvas donde poder olvidarme del mundo, rectas donde apretar el gas sin temor a nada, sensaciones que jams he podido explicar pero que cualquier aficionado a la carretera entiende.
Tras ms de una hora de camino he llegado casi a olvidarme por completo de mis actos anteriores, si el tipo de la empresa est muerto, mi vida no vale nada, del otro no me debo preocupar pues aunque me he quedado hasta su documentacin, no creo que se le ocurra denunciarme.
A lo lejos veo un restaurante de carretera y decido que el mierdecilla de chorizo me va a invitar a comer, al fin y al cabo no llevo nada en el cuerpo y empiezo a sentirme desfallecido.
El restaurante no tiene nada especial, pero en la entrada hay unas preciosidades que aun y estar a punto de desmayo no puedo evitar pararme a mirar, son ocho, siete joyas todava calientes, una TRIUMPH Bonneville t100, una Harley, una YAMAJA 1300, una Kawasaki Z, dos Ducatis y una ZEPHYR 750, ¡todas son preciosas!, pero la Zr750 me pierde, es la moto ms bonita que jams he visto, y encima est impecable. Sin dudarlo aparco la ma al lado, verlas juntas es una maravilla, en este momento ya me he olvidado de mis problemas anteriores.
Tras entrar en el restaurante y comerme un buen filete a la salud de mi bienhechor (el chorizo) y mientras estoy degustando un caf, veo salir a un grupo de moteros, sin duda los propietarios de esas maravillas que estn fuera, la verdad es que me unira a ellos pero dada mi situacin actual quizs es mejor pasar inadvertido.
Acabado el caf me dirijo a la mquina de tabaco y decido comprarme un paquete, hace tanto que no fumo que el primer cigarrillo me deja algo aturdido, pero que bien me est sentando todo desde que he subido a la moto, empiezo a sentirme libre, una sensacin que haca aos que no tena, el no tener nada me ha devuelto la libertad, nada ni nadie depende de m, ¡SOY LIBRE! Bien planteado resulta irnico decir soy libre cuando estoy huyendo por un homicidio, pero es como me siento.
Por fin decido reemprender la marcha, al salir veo al grupo de motoristas que aun no han acabado de ponerse los cascos y desatar las motos, en cuanto me acerco a mi Zephyr, se dirigen a m de ese modo que suelen hacer los moteros, de buen rollo, con una camaradera impropia de quien no se conoce, pero que me resulta tan agradable que me olvido de mis reticencias a ir acompaado para poder pasar inadvertido.
Inadvertido?, ocho preciosas motos, que suman casi 10.000cc, con un sonido ensordecedor, entre el caracterstico rugir de la Harley , el clsico sonido de las Triumph, el maravilloso rugir de las Zephyr y el resto de motores cada cual con su propia personalidad, inadvertido?, parece un reclamo para que nos paren, aunque slo sea por poder admirar las motos, ¡no sera la primera vez!
Mis nuevos compaeros se dirigen al sur de Francia donde han quedado con un grupo de otras trece motos que atraviesan la frontera desde otra comunidad, al final sern veinte, veintiuno conmigo.
¡Al fin en Francia!, mis nuevos amigos me han ofrecido quedarme con ellos en un albergue, les he dicho que lo poco que llevaba era todo cuanto tena y que no lo poda gastar en otra cosa que no fuese gasolina y comida Ni se lo han planteado y me han dicho que donde duermen y cenan veinte, duermen y cenan veintiuno, la verdad es que por un momento he tenido la necesidad de retirarme a llorar, ha sido un da tan duro, un mes tan duro, un ao tan extremadamente duro, que un simple gesto de amistad de unos desconocidos, ha conseguido emocionarme como haca tiempo que no me pasaba.
Son casi las doce de la noche y estamos todos riendo entre cervezas y tabaco, cuando me ha sonado el mvil, ¡no me acordaba de que puedo recibir llamadas!, es Paco, un compaero de la fbrica, con el folln no oigo nada por lo que salgo fuera y me apoyo en mi compaera de viaje mientras l me explica todo cuanto ha sucedido desde mi marcha.
Como puede cambiarle la vida a uno?, al parecer el tipo al que he dejado desparramado y chorreando sangre, se ha recuperado enseguida, slo ha sufrido una leve prdida de conocimiento y una herida superficial, aunque muy aparatosa.
Tras varias horas de discusin entre los dueos de la empresa, los sindicatos y los trabajadores, no s si por miedo a la violencia fsica, o porque saldrn beneficiados de algn modo que no comprendo, han llegado a un pacto, de momento maana se cobrarn los tres meses de atrasos y despus se proceder a la recolocacin en otras empresas del grupo, de todo el personal que se ha mantenido en el puesto de trabajo, desde el inicio de los problemas.
Y mis compaeros no se han olvidado de mi, han exigido que no se me denuncie, y que se me d el mismo trato que a ellos, y segn palabras de Paco ?To ha sido la ostia, ¡lo han aceptado todo!?.
He de reconocer que por un momento he sentido ganas de volver, pero entonces he recordado todas las sensaciones que hoy haba tenido desde el momento de subirme a la moto, y he preguntado a mis nuevos amigos si me permiten hacer la ruta con ellos, creo que van por el Este de Europa y quizs algo hacia el Norte, ¡me da igual! Lo que quiero es seguir sintindome libre y quizs cuando ellos regresen yo seguir haciendo ruta, quizs buscndome la vida de camarero, albail, agricultor, cualquier cosa que me d algo de dinero para seguir llenando el depsito de mi Zephyr y seguir siendo libre.
Ayer fue el peor da de mi vida, hoy es el primero de mi nueva vida.