CATALUÑA, ¡QUÉ LEJOS QUE ESTÁS!

[Yongüein]

Comienzo a bajar La Ragua con alegría reencontrada y el ánimo dispuesto a hacer los kilómetros que hicieran falta.



Tuve que pararme a los pocos metros.



No se me ocurrió otra cosa, otra chaladura, que parar a un coche que venía subiendo para enseñarselos y preguntar qué animales eran, porque el conductor parecía conocerlos de toda la vida.

Son cabras montesas. Hay media docena y tres chotos, dijo sin bajarse del coche.

Vaya majara el de la moto, le diría a la mujer según se iban.



Rodando hacia el norte el Sol me daba de frente y, aunque favorecía a la 550...





...a mí casi me cegaba y ocultaba lo que venía queriendo ver...




...el castillo del pueblo de La Calahorra, que con Sierra Nevada a la espalda domina el caserío sobre una colina.

El paisaje estepario con un castillo rematado por cúpulas en lugar de almenas y la mole blanca de Sierra Nevada de telón de fondo parecen un escenario más de Asia Central que del sur de Europa.





El pueblo también tiene otros cuantos nidos de fantasmas.







Tabernas.

Punto de reunión que hubiera sido con Ramón.

Allí fue que se ocultó el Sol.




Eran ya las tantas y solo había comido y bebido algo tan inmaterial como unos cientos de kilómetros.

Paré en un pizza express.

Los chavales que llevaban aquello me dijeron que no lejos había un camping abandonado por el dueño pero en el que seguían los clientes sin pagar un duro y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. Que quizás pudiera dormir allí si les pedía permiso. ¿Permiso? ¿En calidad de qué?, pensé.


Lo penoso del asunto es que sus muestras de solidaridad o intentos por ayudarme se limitaron a eso. Me cobraron el precio total de la pizza cuando al ser dia laborable me hubiera correspondido una rebaja de un euro y una lata de refresco como decía el folleto.

En aquel momento me dio lo mismo y devoré en un arcén, con las manos llenas de churre 3/4 de la pizza y guarde el resto para desayunar. Como tampoco tenía servilletas aproveché para engrasar un poco mi barbur y llenar las mangas de visos vintage




Desierto de Tabernas... no, sería mejor decir Tabernas desierto. El desierto vendría después.

No di con el camping fantasma y seguí con el plan primero. Émpecé a rodar por la carretera de Velefique y a un par de millas de Tabernas me aparté de la carretera y dormí feliz.


Noche en el desierto.




Buenas noches amor




Desert dawn (¿quien lo cantaba?)
El Sol salió sólo y expresamente para mí esa mañana pero lo compartí por sms con algún amigo y ahora con vosotros. Aunque no sé si al que entraba a trabajar en ese momento le haría mucha gracia.




Buenos días, amor




Mi habitación con vistas.




Como decía el anuncio ¿y si el verdadero lujo fuera el espacio?
El retrato de un hombre feliz desayunando pizza del día anterior.