06-22-2012, 10:26 AM
Cristian me alojó en su casa y pude salir de vuelta tranquilamente el lunes a la mañana en lugar de el domingo con la barriga llena y más ganas de siesta qiue de moto.
Gracias de nuevo y suerte con lo tuyo Cristian.
Vuelvo a casa con una buenísima impresión de Cataluña y sus gentes aunque tienen unas infraestructuras viarias que o se les quedan pequeñas o les sacan los ojos a base de peajes y radares recaudadores.
Espero no encontrarme en el buzón en unos días ninguna carta que no va a decir precisamente Recuerdos desde Barcelona. Fdo: Los Mossos Creo que es humanamente imposible no caer tarde o temprano, no me imaginé que hubiera tantos.
Lo que también abundan son las áreas de descanso pero no sé si serán los recortes o qué pero creo que deberían cuidarlas un poco más porque se ven un tanto básicas.
Arco de Bará y una mierda de moto que diría el Pau.
Hechos para durar, se me ocurre a mí.
El famoso bar El Sol en Cunit me pilla de camino. Ofrece sombra, aparcamiento y buenos precios.
Si lo pillas abierto claro.
Me hubiera gustado hacerle mejores fotos al Delta del Ebro pero el ir enchufado te limita bastante.
En el norte de Castellón ya estaba cansado pero al ver a los pasajeros de la linea Nador-El Ejido- Timisoara entendí que pese al aire acondicionado su viaje era bastante más duro que el mío.
Comparando ambos viajes me supieron a gloria el bocadillo y la cocacola.
Entré en Valencia a saludar a mi amigo Ramón, el que fue a Cuenca en la Harley y gracias a él pude salir de la ciudad.
El día amenazaba con llover y lo cumplió. Afortunadamente a ratos y no con demasiada intensidad así que mi táctica de intentar adelantar a las nubes mientras el viento me secaba entre chaparrón y chaparrón funcionó bastante hasta llegar a Murcia.
Allí paré a repostar con la última luz y casualmente había un camping. Entendí que los espiritus que me amparan me daban esa señal y utilicé la tienda por primera vez en el viaje.
Mi santa siempre dice lo que sucede conviene. Suele ser cierto y además es una forma de ver siempre el lado bueno de las cosas. Con ese pensamiento disfruté, ya a cubierto, caliente y seco, de la tormenta de agua, rayos y truenos que cayó esa noche.
La última vez que hice la costa completa del Mediterraneo o pagabas la AP7 o te chupabas 500 ó 600 kilómetros de atasco a base de camiones de azulejos y coches de guiris a 30 por hora o impredecibles marroquís con tres metros de cachivaches en la baca sujetos con cuerdas de aquella manera.
Ahora desde el norte de Castellón la flamante y gratuita Autopista de La Plana te lleva hasta la puerta misma de mi casa.
Aún así, después de dormir bien en Murcia y con tiempo de sobra y la lluvia ya historia abandoné la autovía en Almería.
Ahora me dirigía Nijar, importante centro caravanero de la zona, famoso para mí por la cerámica y las jarapas.
Había que llevarles algo a las que se habían quedado en casa poniéndole velas a San Lázaro, que últimamente en forma de animal parece aparecer como buen augurio en mis aventuras. La historia de San Lázaro es que tenía lepra y sólo encontraba consuelo en los perros le lamían las heridas.
Rumbo a Nijar.
Carreteras desiertas y la sombra enorme de Sergio Leone en mis pensamientos.
El mar de plástico a lo lejos.
Sorbas.
Supongo que el lugar tendrá algún nombre.
Al final Nijar.
Aún pude cargar la moto con un par de alfombras más.
Y ya sin parar hasta mi casa.
Termino un viaje extraordinario en todos los sentidos con otro fuego. Al final no fue una mala señal el que había marcado el comienzo hacía una semana.
¡Cataluña, jodía, te vendiste cara!
Gracias de nuevo y suerte con lo tuyo Cristian.
Vuelvo a casa con una buenísima impresión de Cataluña y sus gentes aunque tienen unas infraestructuras viarias que o se les quedan pequeñas o les sacan los ojos a base de peajes y radares recaudadores.
Espero no encontrarme en el buzón en unos días ninguna carta que no va a decir precisamente Recuerdos desde Barcelona. Fdo: Los Mossos Creo que es humanamente imposible no caer tarde o temprano, no me imaginé que hubiera tantos.
Lo que también abundan son las áreas de descanso pero no sé si serán los recortes o qué pero creo que deberían cuidarlas un poco más porque se ven un tanto básicas.
Arco de Bará y una mierda de moto que diría el Pau.
Hechos para durar, se me ocurre a mí.
El famoso bar El Sol en Cunit me pilla de camino. Ofrece sombra, aparcamiento y buenos precios.
Si lo pillas abierto claro.
Me hubiera gustado hacerle mejores fotos al Delta del Ebro pero el ir enchufado te limita bastante.
En el norte de Castellón ya estaba cansado pero al ver a los pasajeros de la linea Nador-El Ejido- Timisoara entendí que pese al aire acondicionado su viaje era bastante más duro que el mío.
Comparando ambos viajes me supieron a gloria el bocadillo y la cocacola.
Entré en Valencia a saludar a mi amigo Ramón, el que fue a Cuenca en la Harley y gracias a él pude salir de la ciudad.
El día amenazaba con llover y lo cumplió. Afortunadamente a ratos y no con demasiada intensidad así que mi táctica de intentar adelantar a las nubes mientras el viento me secaba entre chaparrón y chaparrón funcionó bastante hasta llegar a Murcia.
Allí paré a repostar con la última luz y casualmente había un camping. Entendí que los espiritus que me amparan me daban esa señal y utilicé la tienda por primera vez en el viaje.
Mi santa siempre dice lo que sucede conviene. Suele ser cierto y además es una forma de ver siempre el lado bueno de las cosas. Con ese pensamiento disfruté, ya a cubierto, caliente y seco, de la tormenta de agua, rayos y truenos que cayó esa noche.
La última vez que hice la costa completa del Mediterraneo o pagabas la AP7 o te chupabas 500 ó 600 kilómetros de atasco a base de camiones de azulejos y coches de guiris a 30 por hora o impredecibles marroquís con tres metros de cachivaches en la baca sujetos con cuerdas de aquella manera.
Ahora desde el norte de Castellón la flamante y gratuita Autopista de La Plana te lleva hasta la puerta misma de mi casa.
Aún así, después de dormir bien en Murcia y con tiempo de sobra y la lluvia ya historia abandoné la autovía en Almería.
Ahora me dirigía Nijar, importante centro caravanero de la zona, famoso para mí por la cerámica y las jarapas.
Había que llevarles algo a las que se habían quedado en casa poniéndole velas a San Lázaro, que últimamente en forma de animal parece aparecer como buen augurio en mis aventuras. La historia de San Lázaro es que tenía lepra y sólo encontraba consuelo en los perros le lamían las heridas.
Rumbo a Nijar.
Carreteras desiertas y la sombra enorme de Sergio Leone en mis pensamientos.
El mar de plástico a lo lejos.
Sorbas.
Supongo que el lugar tendrá algún nombre.
Al final Nijar.
Aún pude cargar la moto con un par de alfombras más.
Y ya sin parar hasta mi casa.
Termino un viaje extraordinario en todos los sentidos con otro fuego. Al final no fue una mala señal el que había marcado el comienzo hacía una semana.
¡Cataluña, jodía, te vendiste cara!