06-20-2011, 07:14 PM
Más de uno de mis conocidos, tan prestos a la crítica y tan reacios al ayudar me han dicho que un lugar como éste debería haber sido, hace ya tiempo, el último de mis destinos.
Pero mientras esta máquina maravillosa me siga permitiendo poder ver las nieves perpetuas del Annapurna (aunque en esta foto haya que esforzarse para verlas)...
...desde un secarral de Arizona no les voy a dar el gusto.
Pero empecemos las cosas por el principio.
Mi Santa, muy celosa de su imagen, me caparía si cuelgo una foto suya así que os enseño la carita de otra de mis debilidades que no es tan tímida y que expresa perfectamente lo que ambas pensaban.
Ésta parece estar diciendo, Ten cuidado mi amito, no te pongas a dormir cerca de perrones grandes, que no estaré yo allí para protegerte. Acuérdate del susto que llevaste en la Sierra de la Culebra.
Son inteligentes estos animalitos. Algo raro veía ella en tanto movimiento y no le gustaba.
IvanNX andaba casualmente por el más famoso aparcamiento comunitario de Internet y pudimos inmortalizar el momento de la salida.
No sé qué cosa era lo que llevo en la mano. Probablemente un calzoncillo buscando acomodo de última hora.
La primera parada fue en el Ace Cafe. Aún no habían abierto pero me sirvieron un algo y Ian, el dueño, me tiró esta foto.
El comienzo de mi aventura fue realmente intenso porque aquel café me hizo sentir como Bear Grylls
http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9G...RGDGC5RQeQ
A la hora de comer, y mientras sudaba como un pollo en un atasco en Granada, veo que me pasa una BMW inconfundible. Porque como estas hay pocas y no sólo en España. Serie limitada y todo eso. Para gourmets de la moto.
¡Hostia, ese de la moto es el Alfonso!
Salgo como puedo del rebufo de un autobús y haciéndole ráfagas consigo que me vea. Yo iba buscando su casa pero andaba bastante perdido.
Casualidades de la vida.
Dos bellezas hablando de sus cosas. Neumáticos, aceite de motor y todo eso
Su socio y amigo tiene otra parecida.
Es una moto que me hizo sentir pequeño, no sólo por el tamaño, sino porque ha llevado a su dueño a traves de los caminos y carreteras de Mauritania, Senegal, Mali, Turquía, Rusia, Siria....
Como pienso que no se puede censurar a quien hace todo lo que puede con los medios a su alcance no voy a dejarme avasallar por la presencia imponente de esta máquina y su impresionante historial viajero y seguiré, feliz y sin complejos mi viaje a la mítica y misteriosa ciudad de.... ¡Cuenca!
Tengo que reconocer que me hacía ilusión tirarme la foto como los negritos que había visto en sus fotos.
Si algún día leéis esto... Gracias por la hospitalidad y los alimentos que me brindásteis.
Abandono la autovía en Iznalloz. Me dirijo a la provincia de Jaen. Concretamente a la Estación de Cabra del Santo Cristo. Pienso que a partir de ahí comenzaré una rutilla off. Ya veremos qué me encuentro.
Castillo en Piñar, norte de Granada. A poco que cuides el ángulo la 550 ofrece unas vistas, unas proporciones, muy armónicas y estéticamente sublimes
Las nieves perpetuas de Sierra Nevada hermoseaban la ruta (el móvil no las pilla pero vosotros me creéis).
Viajar en soledad permite hacer fotos com éstas...
...y no tener a nadie que te censure el haberte perdido.
Por aquí sí voy bien.
Destino alcanzado. Polvo, sudor y un jierro.
¡Auténtico territorio Yongüein!
El lugar consiste en una estación de tren y una cantina. Sólo hace falta un poquito de imaginación para llegar muy atrás en el tiempo, a cuando los hombres hacían lo que tenían que hacer.
Lo que está claro es que ha conocido tiempos mejores. Hoy, envuelto todo por las reverberaciones del aire ardiente y el atronar de las chicharras, lo único que tiene es un par de casas, la cantina y la estación propiamente dicha.
Un amigo. Tímido y pulgoso a partes iguales.
Allí compré un par de latas de fuagrás, pan y una botella de agua por si acaso necesitaba volver a alimentarme antes de Cuenca. No exagero (bueno, un poco sólo), cuando salgo a la carretera mi metabolismo se relentiza y se asemaja al de aquellas tortugas que los marinos antiguos usaban para tener una provisión de carne fresca que no necesitaba ningún cuidado pues aguantaban meses vivas sin consumir alimento.
Como Jack Palance no acababa de llegar me fui olvidándome el agua encima de la mesa. Cuando me di cuenta ya no iba a dar la vuelta a recuperarla. ¡Inshallah!
Próximo destino, Estación de Huelma.
Empieza el off road
Hola colegas. ¿todavía estáis ahí después de todo este rollo?
La Estación de Huelma es aún más impactante que la de Cabra. La calle de entrada son unas decrépitas viviendas para trabajadores de estilo tardo franquista. En la acera se pudre un tractor con una higuera que se despereza a traves de las tapas del motor.
Después en una amplia plaza, un árbol da sombra, serenidad y amparo a cuatro ancianos y otros tantos perros. Llego a su lado y creo que la curiosidad es mutua. Paro el motor y me quito el casco y las gafas de sol tras saludar. Me parece lo mínimo.
Me dicen que no hay bar, ni tienda ni nada pero que no me van a dejar seguir sin agua. Una señora se levanta y cruza la plaza cojeando para aparecer con una botella de agua fresca que se niega a que le pague.
Me advirtieron. El camino era malo...
...pero era camino al fin y al cabo...
...Y yo con eso tenía suficiente.
Disfruté mucho en el camino hacia la siguiente población de Jaen entre las vistas que veía y los sentimientos que despertaban en mí.
Un recuerdo para Clarence Clemons desde los badlands de Jaen. RIP.
Este paraje lo bauticé como La Quijada del Demonio
Pero de la siguiente población de Jaen no puedo decir nada agradable. Tiene un discopub con nombre de gas noble y, por una asociación loca de ideas de las mías (mi Santa dice que yo tengo mediumnidad larvaria), pensé que yo nunca habría tenido una Yamaha con nombre de discobar de pueblo.
Y no es coña, me tropecé con esto dos calles después, he aquí la prueba:
El mal asfalto desaparece y se convierte en una carretera perfecta para la gran cantidad de coches con valvulitis crónica con los que me voy cruzando.
Según reentro en Granada y me acerco a Castril la noche está cada vez más cerca.
Tras un café y unas llamadas de teléfono me doy un paseo por el pueblo.
Cuando me fui del pueblo ya era noche cerrada y debía buscar un lugar para pasar la noche.
El eclipse de luna comenzaba y paré en Fátima para verlo con tranquilidad.
Sopesé el quedarme a dormir en esta plaza, junto al sagrado de la iglesia, pero cuando el escándalo que armé comiéndome una lata de fuagras con pan de molde (algún pedete se me escapó, lo reconozco) hizo salir a un vecino en calzoncillos a la ventana cambié de idea.
La luna pasó del rojo arena a iluminar de nuevo la escena y mi ánimo por igual. No tenía frío, no tenía hambre ni sed y el tanque estaba a rebosar de gasolina. Con la luna otra vez llena a mi derecha la moto volvía a sonar fina sin quejarse del castigo de la tarde y el siseo sin golpes de la cadena me tranquilizaba mientras conducía hacia el corazon de una oscuridad antigua.
Hice un par de intentos de meterme por carriles pero el terreno no era lo suficientemente llano para meter la moto y para dormir con comodidad.
Así llegué a la aldea de Duda. No se veía un alma y paré el motor junto a la escuela. Detrás tenía un area recreativa con una hilera de barbacoas y árboles que me ocultaban de miradas ajenas.
Con la luz que había, incluso a unos diez metros, la moto era absolutamente invisible para alguien que no supiera que estaba ahí. Ya vería como se comportaban los perros. Porque alguno sí que había y me tenía ya venteado. De todos modos el sitio me pareció perfecto. Sólo me restaba esperar que el cansancio me hiciera dormirme con rapidez.
La noche fue bastante tranquila. El perro ladraba cada vez que yo me movía pero estaba confiado porque parecía que, aunque no lejos, estaba encerrado en algún lugar pues los ladridos no cambiaban de ubicación. Hasta que, ya dormido, un ruido muy fuerte de pisadas me despierta y los ladridos se oyen ahora por diferentes lugares. Este HP se ha escapado y me está buscando, pensé mientras me aplastaba conttra el suelo. Cuando lo oí husmear muy, pero que muy cerca me incorporé para prevenir cualquier eventualidad pero no pude verlo porque lanzo un gañido y salió huyendo de detrás mío como si le hubieran pisado la cola. ¡Lo había tenido en mi espalda y no había llegado ni a verlo.
Creo que los dos nos tranquilizamos y ni él dio más por saco ni yo volví a despertarme. De todos modos me quedé con las ganas de haberle invitado a fuagrás.
Esto es Duda, Granada, a las siete de la mañana.
Pero mientras esta máquina maravillosa me siga permitiendo poder ver las nieves perpetuas del Annapurna (aunque en esta foto haya que esforzarse para verlas)...
...desde un secarral de Arizona no les voy a dar el gusto.
Pero empecemos las cosas por el principio.
Mi Santa, muy celosa de su imagen, me caparía si cuelgo una foto suya así que os enseño la carita de otra de mis debilidades que no es tan tímida y que expresa perfectamente lo que ambas pensaban.
Ésta parece estar diciendo, Ten cuidado mi amito, no te pongas a dormir cerca de perrones grandes, que no estaré yo allí para protegerte. Acuérdate del susto que llevaste en la Sierra de la Culebra.
Son inteligentes estos animalitos. Algo raro veía ella en tanto movimiento y no le gustaba.
IvanNX andaba casualmente por el más famoso aparcamiento comunitario de Internet y pudimos inmortalizar el momento de la salida.
No sé qué cosa era lo que llevo en la mano. Probablemente un calzoncillo buscando acomodo de última hora.
La primera parada fue en el Ace Cafe. Aún no habían abierto pero me sirvieron un algo y Ian, el dueño, me tiró esta foto.
El comienzo de mi aventura fue realmente intenso porque aquel café me hizo sentir como Bear Grylls
http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9G...RGDGC5RQeQ
A la hora de comer, y mientras sudaba como un pollo en un atasco en Granada, veo que me pasa una BMW inconfundible. Porque como estas hay pocas y no sólo en España. Serie limitada y todo eso. Para gourmets de la moto.
¡Hostia, ese de la moto es el Alfonso!
Salgo como puedo del rebufo de un autobús y haciéndole ráfagas consigo que me vea. Yo iba buscando su casa pero andaba bastante perdido.
Casualidades de la vida.
Dos bellezas hablando de sus cosas. Neumáticos, aceite de motor y todo eso
Su socio y amigo tiene otra parecida.
Es una moto que me hizo sentir pequeño, no sólo por el tamaño, sino porque ha llevado a su dueño a traves de los caminos y carreteras de Mauritania, Senegal, Mali, Turquía, Rusia, Siria....
Como pienso que no se puede censurar a quien hace todo lo que puede con los medios a su alcance no voy a dejarme avasallar por la presencia imponente de esta máquina y su impresionante historial viajero y seguiré, feliz y sin complejos mi viaje a la mítica y misteriosa ciudad de.... ¡Cuenca!
Tengo que reconocer que me hacía ilusión tirarme la foto como los negritos que había visto en sus fotos.
Si algún día leéis esto... Gracias por la hospitalidad y los alimentos que me brindásteis.
Abandono la autovía en Iznalloz. Me dirijo a la provincia de Jaen. Concretamente a la Estación de Cabra del Santo Cristo. Pienso que a partir de ahí comenzaré una rutilla off. Ya veremos qué me encuentro.
Castillo en Piñar, norte de Granada. A poco que cuides el ángulo la 550 ofrece unas vistas, unas proporciones, muy armónicas y estéticamente sublimes
Las nieves perpetuas de Sierra Nevada hermoseaban la ruta (el móvil no las pilla pero vosotros me creéis).
Viajar en soledad permite hacer fotos com éstas...
...y no tener a nadie que te censure el haberte perdido.
Por aquí sí voy bien.
Destino alcanzado. Polvo, sudor y un jierro.
¡Auténtico territorio Yongüein!
El lugar consiste en una estación de tren y una cantina. Sólo hace falta un poquito de imaginación para llegar muy atrás en el tiempo, a cuando los hombres hacían lo que tenían que hacer.
Lo que está claro es que ha conocido tiempos mejores. Hoy, envuelto todo por las reverberaciones del aire ardiente y el atronar de las chicharras, lo único que tiene es un par de casas, la cantina y la estación propiamente dicha.
Un amigo. Tímido y pulgoso a partes iguales.
Allí compré un par de latas de fuagrás, pan y una botella de agua por si acaso necesitaba volver a alimentarme antes de Cuenca. No exagero (bueno, un poco sólo), cuando salgo a la carretera mi metabolismo se relentiza y se asemaja al de aquellas tortugas que los marinos antiguos usaban para tener una provisión de carne fresca que no necesitaba ningún cuidado pues aguantaban meses vivas sin consumir alimento.
Como Jack Palance no acababa de llegar me fui olvidándome el agua encima de la mesa. Cuando me di cuenta ya no iba a dar la vuelta a recuperarla. ¡Inshallah!
Próximo destino, Estación de Huelma.
Empieza el off road
Hola colegas. ¿todavía estáis ahí después de todo este rollo?
La Estación de Huelma es aún más impactante que la de Cabra. La calle de entrada son unas decrépitas viviendas para trabajadores de estilo tardo franquista. En la acera se pudre un tractor con una higuera que se despereza a traves de las tapas del motor.
Después en una amplia plaza, un árbol da sombra, serenidad y amparo a cuatro ancianos y otros tantos perros. Llego a su lado y creo que la curiosidad es mutua. Paro el motor y me quito el casco y las gafas de sol tras saludar. Me parece lo mínimo.
Me dicen que no hay bar, ni tienda ni nada pero que no me van a dejar seguir sin agua. Una señora se levanta y cruza la plaza cojeando para aparecer con una botella de agua fresca que se niega a que le pague.
Me advirtieron. El camino era malo...
...pero era camino al fin y al cabo...
...Y yo con eso tenía suficiente.
Disfruté mucho en el camino hacia la siguiente población de Jaen entre las vistas que veía y los sentimientos que despertaban en mí.
Un recuerdo para Clarence Clemons desde los badlands de Jaen. RIP.
Este paraje lo bauticé como La Quijada del Demonio
Pero de la siguiente población de Jaen no puedo decir nada agradable. Tiene un discopub con nombre de gas noble y, por una asociación loca de ideas de las mías (mi Santa dice que yo tengo mediumnidad larvaria), pensé que yo nunca habría tenido una Yamaha con nombre de discobar de pueblo.
Y no es coña, me tropecé con esto dos calles después, he aquí la prueba:
El mal asfalto desaparece y se convierte en una carretera perfecta para la gran cantidad de coches con valvulitis crónica con los que me voy cruzando.
Según reentro en Granada y me acerco a Castril la noche está cada vez más cerca.
Tras un café y unas llamadas de teléfono me doy un paseo por el pueblo.
Cuando me fui del pueblo ya era noche cerrada y debía buscar un lugar para pasar la noche.
El eclipse de luna comenzaba y paré en Fátima para verlo con tranquilidad.
Sopesé el quedarme a dormir en esta plaza, junto al sagrado de la iglesia, pero cuando el escándalo que armé comiéndome una lata de fuagras con pan de molde (algún pedete se me escapó, lo reconozco) hizo salir a un vecino en calzoncillos a la ventana cambié de idea.
La luna pasó del rojo arena a iluminar de nuevo la escena y mi ánimo por igual. No tenía frío, no tenía hambre ni sed y el tanque estaba a rebosar de gasolina. Con la luna otra vez llena a mi derecha la moto volvía a sonar fina sin quejarse del castigo de la tarde y el siseo sin golpes de la cadena me tranquilizaba mientras conducía hacia el corazon de una oscuridad antigua.
Hice un par de intentos de meterme por carriles pero el terreno no era lo suficientemente llano para meter la moto y para dormir con comodidad.
Así llegué a la aldea de Duda. No se veía un alma y paré el motor junto a la escuela. Detrás tenía un area recreativa con una hilera de barbacoas y árboles que me ocultaban de miradas ajenas.
Con la luz que había, incluso a unos diez metros, la moto era absolutamente invisible para alguien que no supiera que estaba ahí. Ya vería como se comportaban los perros. Porque alguno sí que había y me tenía ya venteado. De todos modos el sitio me pareció perfecto. Sólo me restaba esperar que el cansancio me hiciera dormirme con rapidez.
La noche fue bastante tranquila. El perro ladraba cada vez que yo me movía pero estaba confiado porque parecía que, aunque no lejos, estaba encerrado en algún lugar pues los ladridos no cambiaban de ubicación. Hasta que, ya dormido, un ruido muy fuerte de pisadas me despierta y los ladridos se oyen ahora por diferentes lugares. Este HP se ha escapado y me está buscando, pensé mientras me aplastaba conttra el suelo. Cuando lo oí husmear muy, pero que muy cerca me incorporé para prevenir cualquier eventualidad pero no pude verlo porque lanzo un gañido y salió huyendo de detrás mío como si le hubieran pisado la cola. ¡Lo había tenido en mi espalda y no había llegado ni a verlo.
Creo que los dos nos tranquilizamos y ni él dio más por saco ni yo volví a despertarme. De todos modos me quedé con las ganas de haberle invitado a fuagrás.
Esto es Duda, Granada, a las siete de la mañana.