06-21-2012, 06:05 PM
Siempre tengo una cierta ansiedad ante los viajes largos.
Y éste había empezado mal. Había perdido los guantes en el primer repostaje y con varios días y más de dos mil kilómetros por delante mi ánimo no estaba todo lo tranquilo que me hubiera gustado
Salimos con el aceite nuevo y estrenando cadena... ya te puedes enrollar, que la tirada es larga
No me contestó pero yo sabía en lo que ella pensaba.
No me es difícil quedarme ensismismado mirándola y muchas veces ruedo con los dedos bajo el depósito, en un contacto muy íntimo con la confianza que da el tiempo
Seguí la carretera de la costa hasta Adra y ahí por carreteras olvidadas a lo largo de la frontera entre Almería y Granada.
Mi amigo Ramón no venía al final a mi encuentro en Tabernas desde Valencia y yo no tenía muy claro si debía seguir con los planes que habíamos hecho o tirar directo para Pals.
Habíamos planeado subir La Ragua, Velefique, Calar Alto, el Puerto del Espino y el Yelmo. Todos innecesarios para viajar de Cádiz a Girona pero... que coño, ahí estaban llamándonos desde hacía meses.
Por eso decidí seguir la ruta planeada.
Más malos augurios. Quizás, una hoguera para mi vanidad o un presagio del infierno que podría estar esperándome en cualquiera de las miles de revueltas que tenía por delante
El siroco agitaba un sucio despojo plástico desgarrándolo en una rama muerta como si fuera el pellejo de un animal.
No faltaba una especie de Calvario
.
Ni las ruinas que tanto me llaman la atención
Imagino la hospitalidad de los locales.
Pero pronto la conducción empezo a volverse agradable.
No recuerdo el nombre del pueblo pero no creo que importe eso ahora.
Ni tampoco sé si la iglesia era mudejar o mozárabe. Nunca lo supe cuando era mi obligación y sigo sin entenderlo ahora.
Esta foto podría perfectamente haber sido sacada hace 40 años. No hay nada de este siglo en ella.
Marruecos.
En algún punto de por aquí deberían haber puesto el cartel de la divisoria provincial.
O no. ¿A quién le importa? Parece que no pasara nadie en meses.
Lo que si es seguro es que ambas vertientes de La Ragua están en Granada.
Bueno, un puerto más, pensé. No está mal, son dos mil metros pero es sólo un puerto más.
Y ya me iba cuando lo vi.
Paré inmediatamente el motor, se me quedó mirando y decidió que le interesaba más el encontrar algo para cenar.
Con el corazón que luchaba por salírseme del pecho y en vista de que el animal no se iba bajé de la moto y comencé a acercarme. Sintió la suficiente curiosidad para acercarse llegó a olisquear la mano y el teléfono con el que le filmaba.
Sólo por estos minutos ya me hubiera merecido la pena el viaje.
Y éste había empezado mal. Había perdido los guantes en el primer repostaje y con varios días y más de dos mil kilómetros por delante mi ánimo no estaba todo lo tranquilo que me hubiera gustado
Salimos con el aceite nuevo y estrenando cadena... ya te puedes enrollar, que la tirada es larga
No me contestó pero yo sabía en lo que ella pensaba.
No me es difícil quedarme ensismismado mirándola y muchas veces ruedo con los dedos bajo el depósito, en un contacto muy íntimo con la confianza que da el tiempo
Seguí la carretera de la costa hasta Adra y ahí por carreteras olvidadas a lo largo de la frontera entre Almería y Granada.
Mi amigo Ramón no venía al final a mi encuentro en Tabernas desde Valencia y yo no tenía muy claro si debía seguir con los planes que habíamos hecho o tirar directo para Pals.
Habíamos planeado subir La Ragua, Velefique, Calar Alto, el Puerto del Espino y el Yelmo. Todos innecesarios para viajar de Cádiz a Girona pero... que coño, ahí estaban llamándonos desde hacía meses.
Por eso decidí seguir la ruta planeada.
Más malos augurios. Quizás, una hoguera para mi vanidad o un presagio del infierno que podría estar esperándome en cualquiera de las miles de revueltas que tenía por delante
El siroco agitaba un sucio despojo plástico desgarrándolo en una rama muerta como si fuera el pellejo de un animal.
No faltaba una especie de Calvario
.
Ni las ruinas que tanto me llaman la atención
Imagino la hospitalidad de los locales.
Pero pronto la conducción empezo a volverse agradable.
No recuerdo el nombre del pueblo pero no creo que importe eso ahora.
Ni tampoco sé si la iglesia era mudejar o mozárabe. Nunca lo supe cuando era mi obligación y sigo sin entenderlo ahora.
Esta foto podría perfectamente haber sido sacada hace 40 años. No hay nada de este siglo en ella.
Marruecos.
En algún punto de por aquí deberían haber puesto el cartel de la divisoria provincial.
O no. ¿A quién le importa? Parece que no pasara nadie en meses.
Lo que si es seguro es que ambas vertientes de La Ragua están en Granada.
Bueno, un puerto más, pensé. No está mal, son dos mil metros pero es sólo un puerto más.
Y ya me iba cuando lo vi.
Paré inmediatamente el motor, se me quedó mirando y decidió que le interesaba más el encontrar algo para cenar.
Con el corazón que luchaba por salírseme del pecho y en vista de que el animal no se iba bajé de la moto y comencé a acercarme. Sintió la suficiente curiosidad para acercarse llegó a olisquear la mano y el teléfono con el que le filmaba.
Sólo por estos minutos ya me hubiera merecido la pena el viaje.