09-11-2011, 07:52 PM
Nace aquí una especie de proyecto/chaladura fruto del aburrimiento, de la falta de caminos no trillados y no mil veces recorridos hasta el hartazgo y del amor por los espacios abiertos y vacíos.
Así como en el mundo hay catorce montes colosales de más de ocho mil metros, los ochomiles, hay en Andalucía ocho carreteras, los puntos más elevados a donde llega el asfalto en cada provincia, a los que llamaremos los ochomilypico.
Tengo dos muy cerca de mi casa: el pico Reales, que domina Estepona desde sus 1454 metros y el puerto de las Palomas, en la sierra de Cádiz de algo más de 1100 metros. Estos dos pueden ser abordados, vencidos, por la voluntad y la mecánica, y documentados en una expedicion sencilla, domingueromatinal.
Tanto los tres de la Bética Occidental, como los de la Bética Oriental, requieren rutas de aproximación de cientos de kilómetros con lo que precisarán de una más cuidadosa planificación logística (que no mecánica, por supuesto, no olvidemos que vamos en una Kawasaki Zephyr) y sus conquistas y las narraciónes correspondientes serán llevadas a termino cuando los Dioses del Motorismo Esencial lo permitan.
Ahora entenderéis por qué me pilló el amanecer peñas arriba:
Sierra Bermeja.
¿Será posible que ni aquí nos libremos de los atascos?
La carretera aunque con buen firme me está trayendo alguna preocupación.
Abundan las curvas cerradas limitadas a 30 kmh y en ese terreno la moto parece tener voluntad propia y se empeña en contradecir cualquier trazada que se le insinue.
Ya hasta temo que si empleo la firmeza su reacción sea encabritarse y echarme por encima de los relojes.
Además es de reacciones impredecibles. Lo mismo hace por caerse hacia adentro de la curva que se empeña en seguir recto barranco abajo.
Va ser tiempo de un cambio de cojinetes de dirección porque el neumático es bastante nuevo y no me parece que sean los muelles.
Alcanzo el puerto de Peñas Blancas y aquí empieza lo verdaderamente complicado porque tengo que abandonar la carretera para meterme por una pista estrecha, empinada y que desconozco. Aún debo subir 500 metros más.
La carretera en cuestión no es ésta. Ésta no sé dónde va. En mi mapa no viene.
La pista me acojona un poco al principio porque se ve muy estrecha, muy llena de pinaza y carece de quitamiedos, que serán lo que sean pero a mi me funcionan.
Este trozo es de lo mejor tras el comienzo.
Pero al final no era tan fiero el león como me lo imaginaba y disfruté de tramos abiertos con vistas de categoría alternándose con otros más cerrados por la vegetación.
Un pinsapo.
Otros dos. Me gusto la imagen. A esta foto le puse nombre.
La Lucha.
Ya no me preocupaba por no llegar al final.
Pero llegué. A un final pero no el único.
¡Habrá más!
Un anticipo. Se admiten apuestas.
Así como en el mundo hay catorce montes colosales de más de ocho mil metros, los ochomiles, hay en Andalucía ocho carreteras, los puntos más elevados a donde llega el asfalto en cada provincia, a los que llamaremos los ochomilypico.
Tengo dos muy cerca de mi casa: el pico Reales, que domina Estepona desde sus 1454 metros y el puerto de las Palomas, en la sierra de Cádiz de algo más de 1100 metros. Estos dos pueden ser abordados, vencidos, por la voluntad y la mecánica, y documentados en una expedicion sencilla, domingueromatinal.
Tanto los tres de la Bética Occidental, como los de la Bética Oriental, requieren rutas de aproximación de cientos de kilómetros con lo que precisarán de una más cuidadosa planificación logística (que no mecánica, por supuesto, no olvidemos que vamos en una Kawasaki Zephyr) y sus conquistas y las narraciónes correspondientes serán llevadas a termino cuando los Dioses del Motorismo Esencial lo permitan.
Ahora entenderéis por qué me pilló el amanecer peñas arriba:
Sierra Bermeja.
¿Será posible que ni aquí nos libremos de los atascos?
La carretera aunque con buen firme me está trayendo alguna preocupación.
Abundan las curvas cerradas limitadas a 30 kmh y en ese terreno la moto parece tener voluntad propia y se empeña en contradecir cualquier trazada que se le insinue.
Ya hasta temo que si empleo la firmeza su reacción sea encabritarse y echarme por encima de los relojes.
Además es de reacciones impredecibles. Lo mismo hace por caerse hacia adentro de la curva que se empeña en seguir recto barranco abajo.
Va ser tiempo de un cambio de cojinetes de dirección porque el neumático es bastante nuevo y no me parece que sean los muelles.
Alcanzo el puerto de Peñas Blancas y aquí empieza lo verdaderamente complicado porque tengo que abandonar la carretera para meterme por una pista estrecha, empinada y que desconozco. Aún debo subir 500 metros más.
La carretera en cuestión no es ésta. Ésta no sé dónde va. En mi mapa no viene.
La pista me acojona un poco al principio porque se ve muy estrecha, muy llena de pinaza y carece de quitamiedos, que serán lo que sean pero a mi me funcionan.
Este trozo es de lo mejor tras el comienzo.
Pero al final no era tan fiero el león como me lo imaginaba y disfruté de tramos abiertos con vistas de categoría alternándose con otros más cerrados por la vegetación.
Un pinsapo.
Otros dos. Me gusto la imagen. A esta foto le puse nombre.
La Lucha.
Ya no me preocupaba por no llegar al final.
Pero llegué. A un final pero no el único.
¡Habrá más!
Un anticipo. Se admiten apuestas.